La mala o poca alimentación en la infancia afectan el comportamiento y el rendimiento escolar durante toda su etapa de crecimiento. - Periódico El Gran Chaco - Noticias de Yacuiba, Gran Chaco, Tarija, Bolivia y el Mundo.

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marzo 04, 2022

La mala o poca alimentación en la infancia afectan el comportamiento y el rendimiento escolar durante toda su etapa de crecimiento.

Maria Fernanda Salgueiro Flores

En la Universidad de Harvard y el Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) determinaron que los niños mal alimentados son propensos a tener dificultad de aprendizaje y problemas de actitud, que se ven reflejados en irritabilidad, agresividad, dificultad de comprensión y falta de interés.

No en vano los expertos consideran que la fórmula nutrición-desarrollo mental tiene, en la mayoría de casos, una relación directamente proporcional con el desempeño académico del niño en su etapa escolar.

Inclusive, sin ser concluyente -cuenta Zulema Jiménez, coordinadora de nutrición y lactancia de la Secretaría de Salud de Bogotá-, en las escuelas del Distrito se ha evidenciado cómo niños mal nutridos son más dispersos y agresivos ante sus compañeritos de clase, que aquellos que están nutridos, quienes además, en promedio, son mejores estudiantes.

Esto ocurre porque en esa fase de desarrollo las neuronas requieren un gran volumen de proteínas y nutrientes que están en los alimentos, los cuales ayudan a construir todas las sustancias neurotransmisoras que permiten la interconexión entre las células nerviosas del cerebro , dice Jiménez.

El asunto se torna aún más delicado toda vez que, de acuerdo con un documento del Banco Mundial escrito por el médico Reynaldo Martorel, los efectos de la desnutrición en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser devastadores y duraderos. Además, esta impide el desarrollo conductual y cognitivo y afecta el rendimiento escolar y la salud reproductiva, debilitando así la futura productividad en el trabajo.

En ese sentido, Ingrid Vargas, nutricionista del Instituto de Bienestar Familiar (Icbf), explica que es poco probable que un adulto que haya tenido mala alimentación durante la infancia logre superar las deficiencias de concentración, desempeño y rendimiento intelectual.

La deficiencia de hierro (presente en la leche materna, carnes, pescados, lácteos, cereales enriquecidos, yema de huevo y queso), proteínas y otros nutrientes durante el crecimiento de los niños, disminuye su atención, capacidad de memoria y aprendizaje. Estos elementos son fundamentales para el desarrollo mental, al igual que los micronutrientes presentes en las frutas y hortalizas , explica Jiménez.

Otro factor que merma el desempeño del niño desnutrido es la falta de vitamina A (frutas y hortalizas).

La desnutrición ocasiona bajo peso y baja talla con relación a la edad. También afecta el sistema inmunológico, haciéndolo más vulnerable a las enfermedades infecciosas , agrega Vargas.

Esta situación -añade Jiménez- es una de las mayores causas de ausentismo escolar.

El desayuno es la clave.

En esa relación nutrición-desarrollo mental, los expertos coinciden en el papel preponderante del desayuno tanto en el rendimiento académico como en la interacción social de los niños durante su vida escolar.

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