Rusia se comprometió este martes a una desescalada en torno
a Kiev y otra ciudad de Ucrania, que vio señales "positivas" en la
última reunión de negociación, pero las potencias occidentales llamaron a no
bajar la guardia hasta verificar que Moscú cumple con su palabra.
El anuncio ruso fue hecho tras una reunión de los
negociadores en Estambul, con el fin de buscar una salida a un conflicto que se
inició con la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero y ha dejado ya miles de
muertos y millones de desplazados.
El ministro ruso de Defensa, Alexánder Fomín, afirmó en
Moscú que "las negociaciones sobre un acuerdo de neutralidad y el estatuto
no nuclear de Ucrania entran en una dimensión práctica" y que Rusia
decidió reducir de manera "radical" su actividad militar en torno a
Kiev, la capital del país, y Chernígov (norte).
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, afirmó que vio
señales "positivas" en las negociaciones de Estambul, pero aseguró que
su país no reducirá sus "esfuerzos de defensa" ante la invasión rusa.
El Estado Mayor ucraniano advirtió en un comunicado el
martes por la noche que "la llamada +retirada de tropas+ es probablemente
una rotación de unidades individuales que busca confundir al comando
militar" de Kiev.
Escepticismo occidental
Los anuncios rusos fueron recibidos con escepticismo y
recelo por las potencias occidentales, que tras la invasión impusieron un
arsenal de sanciones económicas a Rusia. Zelenski les pidió que mantuvieran
esta presión "hasta que la guerra haya terminado".
En una conversación telefónica, los jefes de Estado o de
gobierno de Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania e Italia urgieron a
sus aliados a no bajar la guardia.
Boris Johnson (Reino Unido), Joe Biden (EEUU), Emmanuel
Macron (Francia), Olaf Scholz (Alemania) y Mario Draghi (Italia)
"afirmaron su determinación de continuar elevando los costos para Rusia
por sus brutales ataques en Ucrania, así como de continuar brindando a Ucrania
asistencia en materia de seguridad para defenderse", indicó un comunicado
conjunto de esos países.
"Veremos si [los rusos] cumplen", declaró Biden a
periodistas.
El Pentágono indicó que algunos contingentes rusos
"parecen estar alejándose de Kiev", sin que eso pueda llamarse
"un retroceso o una retirada".
"Creemos que lo que probablemente [los rusos] tienen en
mente es un reposicionamiento para priorizar otros lugares", dijo el
portavoz del departamento de Defensa de EEUU.
Las bolsas se mostraron menos escépticas y operaron con
importantes ganancias.
Doce muertos en Mikolaiv
Los combates ya han obligado a más de 10 millones de
personas (cerca de un cuarto de la población) a abandonar sus hogares y, según
Zelenski, dejaron al menos 20.000 muertos.
Muchas regiones siguieron siendo teatro de bombardeos y
combates. El gobierno anunció que doce personas personas murieron y 33 fueron
heridas por un bombardeo ruso contra un edificio gubernamental en Mikolaiv, una
ciudad portuaria del sur.
Ucrania afirma haber recuperado territorio en los últimos
días, incluida la ciudad de Irpin, en las afueras de Kiev. También ha reanudado
las evacuaciones de zonas del sur asediadas por las fuerzas rusas.
Desde el inicio del conflicto, Putin exige la
"desmilitarización y desnazificación de Ucrania", así como la
imposición de un estatus de neutralidad para el país y el reconocimiento de que
el Donbás (una región separatista prorrusa del este de Ucrania) y la península
de Crimea (anexada por Rusia en 2014) ya no forman parte de Ucrania.
En respuesta a las sanciones occidentales, Rusia afirmó su
determinación de exigir el pago en rublos del gas que libra a la Unión Europea
(UE).
Moscú también anunció que iba a expulsar a diez diplomáticos
de Estonia, Letonia y Lituania, en represalia a la expulsión de diplomáticos
rusos.
Pero la escalada de expulsiones se prosiguió este martes:
Bélgica anunció que decidió expulsar a 21 diplomáticos rusos sospechosos de
espionaje, Países Bajos a 17, Irlanda a cuatro y República Checa a uno.
Putin condiciona evacuación de Mariúpol
Las fuerzas ucranianas contraatacan en el norte y luchan por
mantener el control de la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sur.
Las fuerzas rusas han rodeado esa ciudad y la bombardean de
manera constante e indiscriminada, dejando atrapadas a unas 160.000 personas
con escasa comida, agua y medicinas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, subordinó la
"solución" de la situación humanitaria en Mariúpol al desarme de los
grupos "nacionalistas" ucranianos, durante una conversación
telefónica con su par francés, Emmanuel Macron, informó el Kremlin.
Francia, que la semana pasada anunció su intención de
organizar junto a Turquía y Grecia una operación humanitaria para evacuar a los
civiles, estimó este martes que las condiciones para realizarla "no están
reunidas por el momento".
Zelenski dijo que el asedio ruso de Mariúpol constituía un
"crimen contra la humanidad, que está ocurriendo en directo ante los ojos
del mundo".
La ONU visita instalaciones nucleares
Las potencias occidentales dicen tener pruebas de crímenes
de guerra cometidos en Ucrania, investigados por la Corte Penal Internacional.
La fiscal general de Ucrania, Iryna Venediktova, dijo el
lunes que había pruebas de que las fuerzas rusas han utilizado bombas de racimo
prohibidas en Odesa y Jersón, en el sur.
El conflicto también ha suscitado temores sobre la seguridad
nuclear después de que Rusia se apoderara de varias instalaciones, entre ellas
la antigua central Chernóbil, donde se produjo el peor desastre nuclear del
mundo, en 1986.
El jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica
(OIEA), el argentino Rafael Grossi, visitó el martes Ucrania para hablar de la
"seguridad y protección" de las instalaciones nucleares del país.
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