El otro día, una de mis cuatas feministas me ha preguntado si había
feministas en los tiempos de los aymaras, y le dije que, como en todos los
tiempos, había mujeres que se rebelaban contra el sistema establecido, pero así
feministas de doctrina y tal, nones.
Entonces me acordé de mi abuela que me contaba que ella quería ser sawalla antes
de conocer a mi abuelo, pero que el muy bandido se la había robado y al final
se enamoraron y tuvieron 12 hijos.
La sawalla es la vicuña que dice que vive en el
desierto y anda sola, quién sabe por qué, no vive con las otras vicuñas, solita
se corretea en esas pampas, así que le pregunté que cómo va a querer ser una
vicuña y me contestó con una historia:
"Siempre hubo mujeres rebeldes en tiempos de los abuelos que, al no
querer casarse, servir a sus maridos y criar hijos, se iban a las pampas y
solitas hacían sus casitas y su chacra, salían a los caminos a vender sus productos
y así de a poco se hacían de un poco de ganado y se quedaban así hasta que
morían, la gente les decía sawallas porque vivían solas y
lejos, como esas vicuñas. Cuando morían, sus ganados se repartían entre la
comunidad".
Así no más las sawallas, yo he conocido muchas sawallas en
estos mis tiempos, pero ya les dicen "mujer independiente y
empoderada" y yo lo aplaudo, así como aplaudo a las que tienen familia y
wawitas, a las que se casan con sus profesiones y, de hecho, en general aplaudo
a todo aquel ser humano que se traza un camino y lo sigue, incluso si esto
significa quedarse solo.
La autora es coordinadora de contenidos y encargada del archivo
histórico de RTP.
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