Los tiempos
Un hombre empuja una carretilla cargada de cerveza, otro,
desde más adelante y con una soga, estira para que la carretilla pueda avanzar
con mayor facilidad. El propósito es cruzar la Quebrada Internacional, la
división natural entre Argentina y Bolivia.
Aquí se llama el paso del Choro. Es uno de los
aproximadamente 40 puntos clandestinos que hay en Yacuiba (Tarija) para la
internación de mercancía ilegal desde el vecino país. Aquí, cientos de personas
con sus carretillas se dedican al contrabando.
Predomina la desconfianza. Hay personas sentadas que
aparentan estar sin oficio alguno, pero cumplen una labor fundamental dentro de
esta actividad ilícita: son campanas. Campanas se les dice a las encargadas de
informar cualquier acontecimiento como la llegada de policías, gendarmes o
simplemente algún hecho sospechoso.
Y es que en este lugar ser desconocido es sinónimo de
sospecha. En cinco minutos todos los contrabandistas fueron alertados de la
presencia de un extraño. Observan con detenimiento y de modo desafiante. Les
molesta las cámaras y los celulares. “No saque fotos”, dice uno de ellos, los
demás lo respaldan con una mirada intimidante.
Esto ocurre todos los días en los pasos clandestinos entre
Pocitos (Bolivia) y Salvador Maza (Argentina). Es como si el contrabando fuera
una actividad normal, legal y permitida. Las viviendas próximas a los pasos
ilegales funcionan como centros de acopio y en las calles hay vehículos
esperando carga.
En el paso Villalba, otro punto de tránsito de mercancía
ilegal en la ciudad de Yacuiba, los contrabandistas decidieron mejorar el
sendero y, sin reparo alguno, usan una retroexcavadora. También les molesta la
presencia de extraños, a quienes toman fotografías como una advertencia de
venganza.
El interés por usar los pasos clandestinos aumentó desde el
12 de marzo de 2020 cuando el Puente Internacional, la única vía autorizada
entre Yacuiba y Salvador Maza, se cerró para prevenir el Covid-19.
Pero la decisión de las autoridades de cerrar el Puente
Internacional no tuvo los resultados esperados. Si bien se prohibió el
contrabando hormiga (internación de mercancía en pequeña escala) que ejercen
los bagalleros, se produjo una expansión de pasos clandestinos.
El negocio del contrabando tiene tal magnitud que gran parte
de la población argentina que tiene fincas en la frontera optó por abrir sus
puertas y cobrar 5 bolivianos por el paso de cada turista boliviano, pero si éste
traslada algún producto el precio aumenta.
Esto se ha convertido en una importante fuente de ingresos
en el lado argentino, a tal punto que se avivó la venta de terrenos en la
frontera con Bolivia.
Y es que la devaluación de la moneda del vecino país hace
que el contrabando sea más rentable que antes. Por ejemplo, una lata de cerveza
puede ser adquirida en al menos 2 bolivianos y, al llegar a alguna ciudad
capital, será comercializada entre 7 y 9.
Pero el contrabando en Yacuiba está vinculado a un histórica
problemática social: la falta de empleo. Julia Vedia se dedica a esta
actividad. Dice que lo hace porque en esta región del país no hay trabajo y que
de alguna manera debe generar recursos para mantener a sus hijos. Asegura que
atravesar los pasos clandestinos no es sencillo porque debe arriesgar su vida.
También están expuestos al decomiso de su mercancía por los gendarmes
argentinos.
Ricardo Gómez, presidente del Barrio Héroes del Chaco de
Yacuiba, asegura que el contrabando seguirá en aumento mientras las autoridades
no generen fuentes de empleo. “Es gente pobre, de algo tiene que vivir”, dice.
Piden reapertura de la frontera
El alcalde de Yacuiba, Ramiro Vallejos, coincide con los
representantes del sector bagallero y autotransporte en la urgente necesidad de
abrir la frontera entre Pocitos y Salvador Maza, ya que a un año de su cierre
la situación económica en la región es insostenible.
Vallejos dijo que el 24 de marzo llegará a este municipio
una Comisión de la Cancillería de Bolivia para reunirse con autoridades
argentinas con la finalidad de evaluar el tema. Pidió a las autoridades una
solución inmediata.
Los más beneficiados con el contrabando
Según un funcionario de la Aduana que prefiere mantener el
anonimato, el contrabando beneficia en su mayoría a narcotraficantes -que lavan
el dinero con la mercancía ilegal- y a intermediarios con importantes
capitales.
Alcalde ve problema social detrás del ilícito
El alcalde de Yacuiba, Ramiro Vallejos, considera que el
contrabando está vinculado a un problema social caracterizado por la pobreza y
falta de empleo. Al margen de la ilegalidad, hay personas que subsisten a
través del contrabando, afirma la autoridad.
Aduana comisó Bs 125 millones en mercancía
La Aduana Nacional comisó mercaderías de contrabando
valuadas en más de 125 millones de bolivianos en los últimos tres meses en todo
el territorio nacional, informó la presidenta de la institución, Karina
Serrudo.
Piden construcción de planta petroquímica
Ricardo Gómez, dirigente vecinal de Yacuiba, solicita a las
autoridades ejecutar el proyecto de construcción de la planta de propileno y
polipropileno para generar trabajo en esta región.
Alcalde de Yacuiba pide mayor control de Aduana
El alcalde de Yacuiba, Ramiro Vallejos, es consciente el
aumento del contrabando de productos argentinos a territorio boliviano, sin
embargo, aclara que el control de esta actividad ilícita es competencia de la
Aduana Nacional y del Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando.
La autoridad afirma que el Puente Internacional es el único
paso legal, pero hay al menos 40 pasos clandestinos por donde circula
mercancía. Cuestiona que la Aduana se limite a controlar en el único paso
autorizado que, por cierto, está cerrado desde hace más de un año.
Vallejos pide las entidades competentes realizar constantes
patrullajes a lo largo de la frontera, ya que cerrar un paso ilegal no es una
solución, porque en cuestión de horas los contrabandistas habrán habilitado
otros pasos más.
Denuncian complicidad de funcionarios públicos
Un funcionario de la Aduana Nacional, que prefiere mantener
su nombre en reserva, afirma que el control del contrabando es entorpecido por
algunos funcionarios de instituciones públicas como la Policía Caminera y Vías
Bolivia, quienes alertan a los contrabandistas sobre un eventual operativo de
control.
“Es una red grande donde corre la voz; es una organización
criminal”, dice esta fuente al mencionar que al interior de la Aduana se
realizó un estudio que determinó que la principal alerta a los contrabandistas
la dan los funcionarios de Vías Bolivia.
Seguidamente están algunos miembros de la Policía Caminera y
posteriormente los loros, calificativo que reciben las personas que permanecen
en las carreteras a la espera de ver transitar a algún vehículo de la Aduana
Nacional.
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