Quienes
han asistido a los eventos corporativos a los que he tenido el honor de
facilitar, saben muy bien que desde el primer momento le hago la guerra a las
caras de constipación mental. En mi filosofía de vida, no tienen cabida.
Socialmente el tiempo de ocio suele llevar una
connotación negativa, que todo aquel que se divierte es un inmaduro, porque
todo adulto debe comportarse como alguien serio y responsable. Es decir,
confundimos estos dos términos con vivir amargados.
Te pregunto: ¿estarías en disposición de dejar un
espacio para los juegos en tu vida laboral? El sinsentido y la diversión muchas
veces son etiquetados malamente como “inmadurez”, cuando está comprobado que
estos tiempos de ocio, donde no haces nada o te dedicas a experimentar como un
niño, disparan la creatividad, nos revitalizan y nos permiten estar más
enfocados.
En países como Suecia, Finlandia o Dinamarca,
algunas empresas ya contaban desde antes de la pandemia con salas de juego y
recreación para los empleados justamente por todos los beneficios que estas
actividades traen, tanto a nivel individual como colectivo.
La razón es muy sencilla: cuando jugamos, estamos
dejando de lado la postura de mantener todo bajo control, nada es predecible.
Dejamos de restarle importancia a querer lucir bien, a tener la razón.
Sí, por increíble que parezca, parecer tonto y
permitirse el fracaso, estamos abriéndonos a un escenario donde cualquier cosa
puede suceder, que pase lo que pase, todo estará bien… Esa sensación de
libertad es maravillosa, y deberíamos experimentarla más a menudo en nuestras
vidas.
Dediquémosle más espacio en nuestras vidas a
aquello que nos apasiona, por muy “tonto” que parezca. Tengamos el coraje de
vivir siendo fieles a nosotros, y no bajo los preceptos de lo que el mundo
espera de nosotros.
Allí está la clave para revitalizarte, para ser más
feliz y vivir una vida más ligera, lo cual aumentará tus niveles de energía,
esa que tanto derrochamos en los momentos en los que las responsabilidades nos
agobian.
Después de todo, muchas personas puede que juzguen
tu éxito por la cantidad de dinero que amasaste en tu vida, tus logros
personales o tu estatus. Pero si al final de tu vida no tuviste mucho tiempo
para la aventura, si no perseguiste tus pasiones… Si todo eso te costó años de
sonrisas, ¿entonces tuviste éxito?
Ismael Cala es periodista.
No hay comentarios.: