Un nuevo envenenamiento de cóndores se ha registrado en Tarija el pasado viernes 20 de abril. El hecho se suscitó en el sector de Yesera Sur a 30 kilómetros de la ciudad y a escasos metros de donde fueron hallados 34 cóndores muertos en febrero de 2021.
Antonio Alberto Cajias informó en Contacto Bolivia que una pareja de cóndores y otra ave silvestre fueron envenenadas tras alimentarse de dos perros que murieron con un “cebo tóxico” que habría sido dejado por comunarios del lugar.
Lamentablemente un cóndor macho llegó a fallecer, mientras que la hembra y un alkamari fueron hallados con signos vitales. Estos últimos fueron inmediatamente derivados al Bioparque Urbano de Tarija donde recibieron la medicación respectiva y ahora se encuentran fuera de peligro.
“Esta pareja de cóndores bajaron al lugar donde han dejado dos canes con los venenos, con los cebos, lamentablemente el macho ha consumido todo el animal, seguramente estaba bastante tiempo sin alimentarse, ha comido prácticamente todo el perrito y ha dejado solamente la cabeza y parte de la columna y el otro perrito ha sido consumido parcialmente ya que la hembra ha sobrevivido”, detalló.
Se desconoce si existe un mayor número de animales afectados por el veneno, sin embargo, la Policía Forestal y de Protección al Medio Ambiente (Pofoma) en Tarija abrió una investigación de oficio.
Tajías, miembro de la Fundación de Protección de Animales Silvestres, lamentó que este tipo de situaciones se estén normalizando en la sociedad toda vez que en la gestión 2022 se registró una situación similar en la ciudad de Sucre, donde cuatro cóndores fallecieron y otros tres sobrevivieron.
En 2021, tras la muerte de 35 aves el Ministerio de Medio Ambiente y Agua instruyó al viceministro de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambio Climático y de Gestión y Desarrollo Forestal, Magín Herrera, se presente en Tarija de forma inmediata junto a una comisión mixta de peritos especialistas para realizar las investigaciones correspondientes de la muerte de los cóndores, sin embargo, la investigación quedó en nada.
El País
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