Por
causas imputables solo a mi persona, la presente columna de la semana
anterior contenía un otro texto distinto al que correspondía, lamentando el
hecho y con las disculpas debidas, reitero el tenor exacto.
En los tiempos que
nos toca vivir que no son, en propiedad, de cuarentena ni aislamiento,
sino de pleno confinamiento y encerrona sin límite de tiempo, al vaivén de
cepas que mutan constantemente y por doquier, no nos queda otra que planificar
el tiempo de cautiverio, conforme a nuestras necesidades, deseos, anhelos
y goces postergados, entre ellos, el placer de la relectura, vedada en el
tráfico que exigía la antigua normalidad. Encontrándome en dicho encanto, me
enfrento con los cuentos de Raymond Carver y su realismo sucio, en los cuales
se retrata el mundo sin maquillajes, con la brutalidad y sobriedad en la
que vida humana va transcurriendo, sin heroísmos ni epopeyas.
“¿Por qué, cariño?”
es uno de los cuentos que encandilan por semejarse tanto a ciertas situaciones
históricas que se manifiestan en la realidad nacional, particularmente el
último decenio. Desde el punto de vista literario su narrativa
es singular, los personajes no tienen nombre propio, se hallan
identificados por el rol que juegan en la familia: madre e hijo. La secuencia
histórica comienza con el fin de lo que se narra. La trama, simple y
cotidiana, describe a una madre enfrentando el abandono del esposo y
progenitor, por lo que asume todas las responsabilidades y roles que la vida le
impone: cuidado, protección, alimentación y educación del vástago, conllevando
sacrificios, renuncias y esperanzas, las que paulatinamente se van quebrando
frente a la brutalidad de la conducta del hijo, quien desde su primera
juventud va mostrando actitudes crueles, engaños y mentiras, que hacen el
fundamento de su existencia. Ante la evidencia de tales hechos, ella busca
el único medio para huir de esa realidad y migra a tierras extrañas en absoluto
secreto. Extrañamente alguien se entera de su paradero y le escribe una carta
indagando sobre su hijo, a la cual la madre responde al extraño, manifestando
que todo lo que sabe de él, es por la televisión: que se enroló en los
marines, volvió a la universidad, “que se casó con esa chica y que se metió en
política. Empecé a ver su nombre en los periódicos. Averigüé dónde vivía y le
escribí una carta cada tantos meses, pero nunca me contestó. Se presentó a
gobernador y resultó elegido. Y se hizo famoso. Entonces fue cuando empecé a
preocuparme”.
TEXTUAL
"CUCHO" JORDÁN Q.
Abogado, docente e
historiador del Derecho.
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