"Cucho" Jordán Q.
La falsedad sistemática, constante, reiterada solo admite la
denominación de mentira; aunque ella se pretenda recubrir con eufemismos como
post verdad o post truth. La mentira no es una mera treta o un error, es la
búsqueda del sometimiento, a través del engaño, a un hombre o a toda comunidad,
para cuyo caso se coartan sus derechos elementales e imponen formas y modelos
en los cuales todo es prioritario, menos la persona humana, su libertad y
dignidad; se trata del desdén a la dignidad.
Los sistemas totalitarios y populistas son la más evidente
demostración del gobierno de las mentiras, no hace falta mirar de soslayo hacia
Venezuela o Nicaragua para evidenciar la existencia de tal situación, cuando en
los hechos, desde el gobierno del MAS,
se practicó como táctica y estrategia de administración: la Razón de Estado, consiguientemente, el imperio del engaño y la simulación en todos los ámbitos.
Simplemente, recuérdese los contratos multimillonarios, las fábricas
quiméricas, Chaparina, el proceso judicial contra el supuesto separatismo; el
caso Zapata o el juicio internacional en La Haya, cuyo resultado mancilló el
honor nacional, por su manejo folclóricamente irresponsable dejando mancillado el honor nacional.
El gobierno actual
calcó del presidido por Evo Morales, continúa con la política del engaño y del
fraude, no otra cosa significa la sañuda persecución y encarcelamiento a
quienes, por voluntad popular y constitucional, asumieron la conducción
política en circunstancias que los autores del mayor fraude electoral y la
violación sistemática a la Constitución Política del Estado huían del país, no
sin antes de dejarlo convulsionado y con
instrucciones manifiestas de incendiar Bolivia.
Dice el refranero popular que las mentiras tienen patas
cortas, como también recuerda: que no hay deuda que no se pague ni plazo que
no se cumpla; sentencias que en nuestro medio van cobrando realidad a medida
que se desmadejan, día a día, los hilos de una conjura que jamás existió
inventada por mentirosos desmemoriados, indignos de credibilidad.
Abogado, docente e
historiador del Derecho
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