Ana María Santos Solís
Nuestra situación actual como ciudadanos en
guerra contra la pandemia, ocasiono que experimentemos diferentes
comportamientos en medio de este proceso de inmunización o vacunación contra la
enfermedad del covid. Es
evidente que muchas personas aún no creen en el covid 19 y por esa razón optan
por no utilizar las medidas de bioseguridad, ya sea ponerse un barbijo, mascarilla
facial, mantener una distancia adecuada y por ultimo negarse a recibir la
vacuna anti covid, que, si bien no evita que se contraiga el virus, ayuda a que
la enfermedad no ocasione complicaciones graves en nuestro organismo.
El
negacionismo de la pandemia, hace que las personas no vean la realidad tal cual
se presenta, por ese motivo minimizan el número de contagios y muertes que cada
día se escucha en los medios de comunicación. Las personas que se niegan a
creer tienen enraizadas sus creencias ideológicas y plantean argumentos
religiosos, expresando que hay que rezar mucho y confiar en la voluntad divina,
así también muchas personas rechazan los avances científicos y niegan vacunarse
porque constituye una expresión de la modernidad a la cual le tienen miedo.
Las personas sienten desconfianza ante la vacuna,
porque consideran que no es segura y tienen miedo a los efectos secundarios, en
este grupo de personas están los que piensan que no es bueno inmunizarse porque
lo consideran un peligro para su salud o hay quienes creen que, comiendo comida
saludable, naturales pueden evitar contagiarse sin necesidad de inyectarse cuerpos
extraños en el cuerpo. Por otro lado, la desinformación circula por redes
sociales y logran que la gente crea ciertas afirmaciones, una de ellas es que
la vacuna tiene un microchip, con al cual nos controlaran, otra es que nos
vuelve infértil y algunos mitos fuera de la lógica humana.
Es
entonces donde se observa que cada persona tiene diferentes ideologías para
afrontar la realidad en la que vive y se requiere de tiempo para adaptarse a
los cambios de la sociedad sin perder la esencia de su cultura
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