“No tenemos dinero
ni para comprar los ataúdes de nuestros muertos”, con esas palabras se cerraba
la entrevista con un funcionario público al que le deben tres meses de sueldo y
a través de él no pude dejar de pensar en todas las familias que están
sufriendo a causa del coronavirus y el dolor de tantas familias que lo
perdieron todo, o que están a punto de perderlo.
La pandemia nos
golpea de mil maneras y estamos en todo momento a la expectativa de lo que nos
sucede y lo que nos vendrá; pasamos por cualquier zona comercial y vemos al
encargado de vender que se encuentra con la mirada perdida y un comercio lleno
de mercadería, pero sin compradores, es un común denominador en estos días. Una
cuarta ola podría llegar en unas semanas más y mientras tanto vemos si tenemos
ahorros todavía, si el dinero nos alcanzará para una semana más, mientras
tanto, un nuevo emprendimiento nace con la esperanza de que sea la apuesta que
se necesita ahora mismo. La gente empezó a reinventarse y de mil maneras busca
pegarle al gordo en base a esfuerzo y mucha creatividad, es el momento de
intentar vender lo que sea, no importa si es un producto o un servicio, lo que importa
es generar platita, cubrir el mes y resistir a esta terrible realidad. Veo a
tantas familias desesperadas, están aquellos que perdieron su inversión por una
larga cuarentena estricta, son los que además esperan que de una vez pase todo
para que puedan reabrir del todo; están aquellos que ya no aguantaron más
porque los alquileres y servicios se comieron sus capitales, no hay más por
hacer y también están los que pertenecen a sectores que no pueden abrir sus
negocios, a no ser que sea infringiendo normativa. Es la realidad de muchas y
muchos que deben estar a la expectativa de lo que sucede con el poco dinero que
queda. Las autoridades tienen que reaccionar ya, se necesitan impulsos
económicos que vengan desde municipios y gobierno nacional; el tema de
impuestos, desde diferentes niveles, tiene que cambiar para poder reactivarnos.
Se requiere con urgencia una política económica que pueda hacer que todos
salgamos adelante y sin permitir que solo algunos sigan igual de bien mientras
un pueblo empieza a sentir los efectos de sus bolsillos vacíos. Escuché muchas
declaraciones de que juntos saldremos adelante y sí, solamente juntos saldremos
adelante, y me refiero a la banca, a las cooperativas, a las grandes empresas,
a todos los que también tienen que ajustar sus ganancias en relación a lo que
sucede. Estoy seguro que mucha gente ya no puede pagar sus créditos como
sucedía antes de la pandemia, entonces hay que pensar en conjunto para que no
nos vayamos a la quiebra y tengamos una Bolivia con más hambre y pobreza.
CLAUDIO ROJAS V.
Periodista y
docente universitario
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