Investigadores advierten que la Covid-19 también puede causar problemas oculares persistentes. Expertos señalan que algunas personas que sobreviven a una infección grave registran anomalías significativas en los ojos, como una inflamación en la parte posterior de los ojos, sin embargo, aún no está claro cómo la Covid-19 podría causar esta inflamación, o si las personas con coronavirus más leve también corren el riesgo de sufrir esta complicación.
Por ello, indican que se hace necesario un examen ocular
en estos pacientes para proporcionar el tratamiento y manejo adecuados de las
manifestaciones oftalmológicas potencialmente graves de la Covid.
Según los expertos, aunque este coronavirus tiene como
principal diana al sistema respiratorio, después puede diseminarse hacia los
ojos, provocando anomalías oculares como conjuntivitis, o retinopatía, una
patología de la retina que puede llegar a provocar la pérdida de la visión.
En este sentido, Manuel Bergillos, oftalmólogo del
Hospital Quirónsalud Córdoba, afirma que se conoce la existencia de SARS-COV-2
en muestras conjuntivales y lágrimas, por lo que puede producirse su
transmisión por secreciones oculares.
“Al ser un virus de fácil diseminación, el contagio por
vía ocular es una posibilidad real, así que es muy importante que, sobre todo
el personal sanitario, siga medidas de protección ocular. El daño ocular
relacionado con el virus de la Covid-19 puede producirse directamente en las
estructuras oculares o llegando por vía sanguínea a la glándula lagrimal”,
prosigue este especialista.
De hecho, destaca que el 30 % de los pacientes
diagnosticados de Covid-19 presenta alteraciones oculares como conjuntivitis de
tipo vírico folicular, que es la más común.
“Los ojos pueden verse afectados por el SARS-CoV-2 de
manera primaria, entrando en contacto directo con la superficie ocular y el
sistema inmunitario local, provocando una conjuntivitis vírica folicular con
lagrimeo, hiperemia conjuntival (enrojecimiento de la conjuntiva, que es la
membrana que recubre el ojo), y quemosis (hinchazón de la conjuntiva por el
acúmulo de las sustancias que se generan por la inflamación).
Posteriormente el virus puede ser conducido hasta las
vías respiratorias por vía lagrimal”, detalla el oftalmólogo.
Sobre esta conjuntivitis folicular insiste en que es
similar a la que pueden generar otros virus, que no requiere de un tratamiento
diferente al resto de conjuntivitis víricas, si bien alerta de que su importancia
reside en que en un porcentaje de estos pacientes puede representar el inicio
de la enfermedad.
El especialista señala que también puede producirse
afectación ocular secundaria, llegando por vía sanguínea hasta la glándula
lagrimal principal, así como a otros tejidos oculares como la retina, la úvea,
y el nervio óptico.
“Así, ante la presencia del virus por vía endógena, la
manifestación clínica más frecuente también es la conjuntivitis vírica
inespecífica folicular y bilateral, con síntomas como ojo rojo, sensación de
cuerpo extraño, lagrimeo abundante y visión borrosa.
En estos casos puede presentarse una retinitis
(inflamación de la retina) con microhemorragias, y otras alteraciones visibles
para el oftalmólogo en otras capas de la retina.
Puede producirse incluso afectación de la córnea y
uveítis anterior, pero esto es poco común”, sostiene Bergillos.
Es importante recordar igualmente el papel del lavado de
manos dado que el SARS-CoV-2 puede contagiarse por aerosoles y gotas que
expulsamos al hablar o estornudar, y depositarse en objetos.
“Cuando tocamos un objeto contaminado y nos llevamos esas
manos o dedos a la cara, por ejemplo a los ojos, podemos infectarlos con el
virus. Por eso es súper importante el empleo de mascarillas, no llevarse las
manos a la cara en la medida de lo posible, y el lavado de manos siempre”,
incide el experto.
La importancia de las revisiones
oculares
De hecho, este especialista llama la atención sobre el
hecho de que tras padecer la enfermedad, es preciso realizar controles oculares
para comprobar que no se hayan producido daños a más largo plazo tanto por el
virus, como por la medicación que se haya empleado.
“Problemas como depósitos corneales, cataratas, mal
funcionamiento del cuerpo ciliar, provocando hipotensión en unos casos, en
otros puede producirse hipertensión ocular transitorias, retinopatías
(afectación de la retina). Así, es importante realizar el tratamiento
oportuno en caso de que se presente alguna de estas complicaciones, que son
poco frecuentes y en general remiten bien en un tiempo moderado”, asevera
Manuel Bergillos, oftalmólogo del Hospital Quirónsalud Córdoba.
Este médico recomienda la consulta con el especialista
ante cualquier duda en este sentido.
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