Hace un tiempo se
advirtió que estaríamos peor y que los casos de coronavirus aumentarían
considerablemente; salían unos y otros a pedir que por favor nos cuidemos y
resulta que ahora estamos en estas.
A poco más de un
año estamos peor, el número de casos subió en un nivel que nos pone a todos en
alerta.
Aquí estamos
después de que se pidió a toda la población que deje de lado las fiestas. Se me
viene a la mente las mil imágenes de personas bailando sobre mesas, una al lado
de la otra bajo el pretexto de reactivación económica.
Durante todo este
tiempo me tocó viajar por varias ciudades del país y lo que más vi fue gente
que ni consideraba la posibilidad de ponerse un barbijo, otros con un barbijo
en el cuello o tapando solo la boca y dejando descubierta la nariz.
Recuerdo que hace
un año no se tenía el número suficiente de camas en terapia intensiva de un
hospital y ahora sucede exactamente lo mismo. Me acuerdo que hace un año no
había medicamentos y los que había estaban con precios en las nubes y un año
después todo sigue igual.
Todos,
absolutamente todos, tuvimos un año para mejorar, para estar más preparados.
Sin embargo, un año después estamos igual o peor. No quisimos cuidarnos y no
nos preparamos con mejor equipo médico y más contratos de profesionales de
salud para nuestro país. No nos da la gana de mejorar y seguimos pensando que
criticar a quien se oponga nos hará mejores personas en una situación que sigue
matando personas.
Veo que en una
reunión un dirigente dice que no acatará ninguna cuarentena, el mismo dirigente
se compromete a organizar autocontroles en sus sindicatos, todo mientras en las
calles pasa un vehículo lleno de personas sin respetar las medidas de
bioseguridad. Me pongo a pensar en los que tienen el suficiente poder como para
preparar un bloqueo u otra medida de presión, pero no para cumplir
determinaciones de cuarentenas.
Me pongo a pensar
en los médicos que todos los días corren peligro, en esas enfermeras que están
horas y horas trabajando con pacientes infectados sin contar con lo
medianamente necesario para salvar más vidas y recuerdo que mientras se
sacrifican, una persona camina sin barbijo por la calle. Veo a un individuo
andar sin barbijo y le escucho decir que no pasa nada, mientras tanto sus seres
queridos están aterrados por lo que sucede en hospitales.
No quisimos
respetar las medidas de bioseguridad y ahora no queremos hacer filas en
hospitales para que se nos atienda. ¡Estamos como queremos!
CLAUDIO ROJAS V.
Periodista y
docente universitario.
No hay comentarios.: