No sólo padecía el abuso físico por parte de su tío paterno,
sino que carecía de la contención de sus progenitores.
En los últimos meses, ella entraba temblando a su casa de la
calle 435, en la localidad platense de Villa Elisa (Argentina). Su propia
vivienda se había transformado en un infierno. El escenario donde su tío, de 36
años, se aprovechaba de su vulnerabilidad adolescente y esperaba a que sus
padres no estuvieran para violarla.
El hombre tenía un perfil de rectitud tal que, cuando la
menor de 16 años se animó a contar a sus padres los abusos que sufría, no le
creyeron. La acusaron de fantasiosa.
No sólo padecía el abuso físico por parte de su tío paterno,
sino que carecía de la contención de sus progenitores. Pasó meses aterrorizada
porque no sabía cuándo llegaría el hombre que la sometía a ataques sexuales
reiterados. Sólo conocía de llantos, dolor e impotencia.
Hace pocas semanas, una de sus profesoras de la Escuela N°
15, situada en City Bell, notó que la adolescente no respondía con la eficacia
de siempre en sus tareas de estudio y las risas que la caracterizaban ahora
eran muecas de tristeza.
La docente le transmitió lo que observaba a la alumna y le
preguntó si tenía un problema personal. La menor, en principio, respondió con
evasivas. Pero, cuando la profesora le prometió que no le contaría a nadie lo
que le ocurría si ella se abría al diálogo, la víctima no preguntó más y se
quebró en llanto.
La contó todo a la docente, a quien le pidió que no le
dijera nada a sus padres, porque ellos no le creían y la retarían si sabían que
había comentado fuera del seno familiar el infierno que atravesaba.
La profesora le prometió que no lo haría, pero le anticipó
que iba a plantear su caso ante uno de los equipos formados por psicólogos
infantiles, trabajadores sociales y maestros recuperadores, que trabajan dentro
del sistema escolar de la provincia de Buenos Aires.
La adolescente fue asistida por esos expertos, tuvo la
contención que necesitaba y, una vez que estuve fuerte, se le comunicó que se
iba a denunciar el hecho ante la Justicia. A lo que la adolescente accedió.
Pericias que se le efectuaron a la chica, que incluyeron una
serie de exámenes médicos y también la implementación de la Cámara de Gesell,
posibilitaron certificar la veracidad de la tragedia que padeció la víctima.
La diligencias policiales quedaron a cargo de agentes de la
Dirección Departamental de Investigaciones (D.D.I.), quienes interceptaron en
el cruce de 138 y 485, en localidad platense de Manuel Gonnet, al acusado, de
36 años y nacionalidad paraguaya.
El imputado quedó detenido en una causa caratulada como
«abusos sexuales reiterados con acceso carnal y gravemente ultrajantes», y se
encuentra en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI. Nº 8 de La Plata.
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