La democracia es esencialmente un sistema que limita el poder de los
gobernantes, volviéndolo pasajero y sujetándolo a la rendición de cuentas,
tanto por su distribución del poder en distintos órganos y niveles del Estado
como por la noción de que la alternancia obligará a quienes gobiernan a
responder por sus actos frente a un gobierno distinto. Por ello, el intento de
perpetuación en el poder por encima de la Constitución y contra el referéndum
del 21F, constituía un gravísimo atentado al orden democrático boliviano, que
esperemos sea una vez más ratificado en los límites a la reelecciòn
presidencial mediante el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
que se debe hacer público en los próximos días.
En realidad, más allá de la resolución que comunique la Corte, en una
decisión de tal importancia, el pueblo boliviano ya ha resuelto esta discusión
en varias oportunidades, por lo que, quienes aún ponen en duda estos límites a
la reelección actúan desconociendo la soberanía del pueblo boliviano que al
aprobar la Constitución vigente, determinó que los ciudadanos bolivianos no
podrían reelegirse de forma continua más de una vez en los cargos de
presidentes, gobernadores y alcaldes, así como tampoco para senadores,
diputados, asambleístas departamentales y concejales municipales.
Esta voluntad popular se expresó nuevamente en el referéndum del 21 de
febrero de 2016, en el que se rechazó la reforma de la Constitución, que
buscaba darle a Evo Morales la posibilidad de un cuarto mandato, con una
interpretación de la Constitución que en los hechos implicaba otorgarle la
opción de una reelección indefinida, violando la norma fundamental y burlando
el voto ciudadano.
Igualmente, tras la crisis política y social provocada por el fraude
electoral descubierto en las elecciones de octubre de 2019, se aprobaron por
unanimidad dos leyes que ratificaron los límites a la reelección presidencial y
de las autoridades electas de los tres niveles del gobierno. Como presidente de
la Comisión de Constitución del Senado, propuse y trabajé en el consenso
necesario para que la Asamblea Legislativa Plurinacional en su conjunto,
restablezca el respeto a la Constitución y al voto de los bolivianos.
El artículo 19 de la Ley 1266, aprobada el 24 de noviembre de 2019,
sobre las elecciones nacionales, establece en su parágrafo II, que las y los
ciudadanos que hubieran sido reelectos de forma continua a un cargo electivo
durante los dos períodos constitucionales anteriores, no podrán postularse como
candidatos al mismo cargo electivo. Igualmente, la Ley 1269, Ley Excepcional
para la convocatoria y realización de elecciones subnacionales, promulgada el
23 de diciembre de 2019, establece en su artículo tercero que las y los
ciudadanos que hubieran sido reelectos de forma continua a un cargo electivo
durante los dos períodos constitucionales anteriores, no podrán postularse como
candidatos a un mismo cargo electivo. De esta forma, dos leyes, vale la pena
reiterar, aprobadas por unanimidad, ratificaron los límites constitucionales a
la reelección en Bolivia, no solo para el presidente sino para todas las
autoridades electas en los tres niveles del Estado.
Obviamente, la citada resolución de la Corte Interamericana, sería
trascendental para eliminar la posibilidad de manipulación legal promovida por
algunos gobiernos en contra de sus propias constituciones y devolver a los
ciudadanos su verdadero poder para controlar y limitar el gobierno que
temporalmente le entregan a sus representantes. De esta forma, se evitaría el
abuso a las mayorías legislativas y/o interpretaciones arbitrarias por parte de
tribunales constitucionales politizados.
De esta forma quedará claro que así como la democracia es el sistema por
el cual los ciudadanos votan y eligen a sus gobernantes, es también el sistema
que tiene como principio fundamental el de limitar el poder, siendo uno de los
principales instrumentos para ello, el de la alternancia en el gobierno, pues
de los contrario, en un sistema presidencialista es tan fuerte la concentración
del poder en el presidente, que este tenderá a perpetuarse y eliminar toda
competencia real, con lo que la democracia pasa a convertirse en una fachada
que ya no cumple sus verdaderos fines.
Óscar Ortiz
Antelo es ex senador y Exministro.
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