Noemí
G. Gómez
Lograr
en meses varias vacunas contra la covid-19 es un hito, como también lo es
secuenciar en pocos días el genoma del SARS-CoV-2 o descubrir su llave para
entrar en las células humanas. La ciencia ha demostrado su papel clave y sigue
empeñada en aclarar las importantes incógnitas que aún quedan por resolver.
¿Cuánto
duran los anticuerpos tras una infección? ¿Y la inmunidad de las vacunas?
¿Pueden los vacunados contagiar el coronavirus? ¿Cómo reaccionará el SARS-CoV-2
ante una población distinta a cuando comenzó la pandemia? ¿Seguirán preocupando
las variantes? ¿Y las reinfecciones?
Responder
a estas preguntas es vital para afinar en las estrategias de vacunación, para saber
si habrá que actualizar/sustituir o no las vacunas o para decidir sobre la
severidad o flexibilidad de las restricciones; en definitiva, para dibujar
nuestro próximo futuro.
PRESIÓN DE SELECCIÓN
Una
de las grandes cuestiones que quedan por responder es cómo se comportará el
virus ante la nueva "presión de selección", explica a Efe Iñaki
Comas, investigador del Instituto de Biomedicina de Valencia, España
(IBV-CSIC), y director del consorcio SeqCovid-Spain, encargado de la
secuenciación de miles de genomas del SARS-CoV-2.
El
coronavirus empezó infectando a una población que no estaba inmunizada, que no
tenía una respuesta ya preparada contra él, pero ahora, aunque no esté claro
cuánto dura la inmunización, hay un porcentaje de la población que ya ha pasado
la infección y otro porcentaje que está vacunado o se vacunará en los próximos
meses.
Por
lo tanto, el SARS-CoV-2 no va a tener "un territorio virgen por
explorar", sino que "va a tener que luchar contra unos sistemas
inmunes previsiblemente preparados para reconocerlo y atacarlo. Y no sabemos
cómo va a reaccionar a esta nueva presión de selección".
"Así
como sabemos que el virus de la gripe todos los años termina escapando un poco
a las vacunas, por eso se cambian cada año, en el SARS-CoV-2 lo desconocemos".
La
teoría dice que, en general, el "escape vacunal" no es tan común como
podemos pensar y la tasa de mutación de este coronavirus no parece tan alta
como la de la gripe, "por lo que en principio esperaríamos una cierta
estabilidad por lo menos de varios años".
La
idea con la que se especula es que cuando haya suficiente inmunidad termine
convirtiéndose en un virus estacional, solo con picos en momentos favorables,
por ejemplo en invierno, cuando se usan más los espacios cerrados. Pero es
pronto para afirmarlo; quedan, insiste el investigador, varias incógnitas por
aclarar.
Y
es que, en la actualidad existen variantes del virus, con una acumulación de
mutaciones que se caracterizan por algo que antes no veíamos y que preocupan
porque, si bien ahora no ponen en cuestión las vacunas, podrían hacerlo. Si
fuera así, habría que modificarlas o, incluso, sustituirlas por otras que ahora
están en ensayo clínico; lo positivo, dice Comas, es que además de las de
Moderna, Pfizer o Astrazeneca hay muchos proyectos en fase III (la última).
¿QUÉ SE SABE DE LAS VARIANTES QUE MÁS
PREOCUPAN?
Los
virus mutan siempre, dentro de su proceso biológico, y se replican. Aunque en
ese sistema de copia hay mecanismos de corrección, estos a veces fallan
provocando una acumulación de errores o mutaciones que pueden desembocar en una
nueva variante.
Ahora,
en buena parte de los países preocupan sobre todo la británica, brasileña y
sudafricana, aunque hay más: la de Río de Janeiro, la californiana, la
nigeriana o la de Nueva York.
De
la que se tienen datos "más robustos" es de la B.1.1.7, conocida como
la británica; "tenemos claro que tiene un 50 % o más de transmisibilidad
que la original (Wuhan)" y, aunque no parece comprometer el sistema inmune
ni las vacunas actuales, sí podría aumentar ligeramente la gravedad de la
enfermedad y la mortalidad.
Sobre
la sudafricana (B.1.351) y la brasileña (P.1) se sabe poco, agrega Comas.
Parece que la primera sí podría afectar a nuestra capacidad de neutralizar el
virus. "No la elimina, pero sí la compromete algo".
Existen
varios estudios -en revistas como Nature o The New England Journal of
Medicine-, aunque con pocas muestras, que apuntan en esta dirección, a posibles
reinfecciones y a una menor eficacia de las vacunas actuales sobre todo contra
esta variante sudafricana.
No
obstante, aunque preocupa y hay que "perseguirla", como a otras, aún
es prematuro sacar conclusiones, subraya Comas, quien recuerda que los
preparados que están en el mercado parten de una eficacia muy alta y que la
respuesta inmune a la infección es mucho más compleja que solamente los
anticuerpos.
De
hecho, estudios preliminares han demostrado que otros brazos de la respuesta
inmune -linfoticos T- no se ven afectados por las variantes.
En
cuanto a la brasileña, se sabe menos aún, según Comas; se estudia su
transmisibilidad y escape a la respuesta inmune. Sí se ha visto, como en las
otras, una reducción de títulos de anticuerpos neutralizantes en sueros de
vacunados.
"Lo
importante es tener un sistema de vigilancia capaz de secuenciar un número
representativo de muestras para identificar estas variantes y las que
vengan", resume el investigador.
¿ESTÁS VACUNADO? NO BAJES LA GUARDIA
Las
vacunas han demostrado un beneficio rotundo, pero aún no ha pasado el
suficiente tiempo para aclarar algunas dudas. Otra importante es si las
personas vacunadas pueden contagiar el virus.
Investigadores
han insistido en muchas ocasiones que las vacunas no son esterilizantes, es
decir, inmunizan bien "contra el sufrimiento" (covid grave) pero
parece que no lo hacen totalmente para evitar que una persona vacunada expuesta
al coronavirus lo pueda multiplicar.
Por
eso, como no se sabe si los vacunados van a ser seguros de cara a los demás,
hay que seguir tomando las mismas precauciones de distanciamiento social,
mesura y mascarillas colocadas correctamente.
Además
de este y la vacunación universal, la ciencia tiene que seguir investigando
antivirales porque apenas se dispone de tratamientos específicos efectivos.
Desde
que se detectaron los primeros casos en diciembre de 2019 en Wuhan y mucho
antes de que la mayoría de países tomaran medidas, científicos de todo el mundo
se ha afanado por escudriñar un coronavirus que, si bien se ha investigado en
tiempo récord, aún arrastra incógnitas.
Además
de cuestiones sobre vacunas o la inmunidad tras una infección, siguen
existiendo preguntas claves sobre cuándo, dónde y cómo el SARS-CoV-2 infectó a
los humanos por primera vez. La ciencia continúa su trabajo.
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