Al término de un conteo agónico que empezó dando a Bolsonaro
una ventaja de hasta siete puntos pero que luego se fue reduciendo a
cuentagotas, los resultados situaron al expresidente Lula con 47,9% de los
votos, frente a 43,6% para el mandatario, con el 97% de los colegios
electorales escrutados.
Las principales encuestadoras habían vaticinado una amplia
ventaja para Lula desde hacía meses e incluso habían previsto la posibilidad de
que el expresidente ganara ya este domingo sin necesidad de balotaje el 30 de
octubre.
Sin embargo, Bolsonaro resistió y logró un resultado en el
que solo sus partidarios se empeñaban en creer.
Mientras, Lula, que incluso había reservado la emblemática
avenida Paulista para celebrar su victoria por todo lo alto en Sao Paulo,
tendrá que pelear ahora por cada voto.
"Los resultados de hoy forzarán a Lula a cortejar a los
votantes centristas e incluso los conservadores de manera más agresiva en las
próximas cuatro semanas", dijo en un tuit Oliver Stuenkel, profesor de
Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas (FGV) en Sao Paulo.
Apoyos de Bolsonaro
Bolsonaro, un excapitán del ejército de 67 años, ha centrado
su estrategia de campaña en los valores morales ("Dios, patria,
familia"), un discurso patriótico y los ataques a su adversario, al que se
refiere como el "ladrón" y "expresidiario".
Mantiene un sólido apoyo entre los evangélicos, que
representa un tercio del electorado, el agronegocio y los sectores populares
que no perdonan al Partido de los Trabajadores de Lula sus escándalos de
corrupción.
El ultraderechista había atacado en sus mitines las
encuestas: aseguró que la temperatura electoral había que tomarla en las
calles, y que en ese caso iba a ganar de sobras. Hace dos semanas dijo que
sería "anormal" no ganar por 60% en la primera vuelta.
Su mandato estuvo marcado por una turbulenta gestión de la
pandemia que dejó 686.000 muertos, un avance de la pobreza y el hambre, niveles
récord de deforestación en la Amazonía y ataques contra las instituciones
judiciales y la prensa.
Por su lado, Lula, de 76 años, contaba con alcanzar ya en
primera vuelta una tercera presidencia apoyado en las clases populares, las
mujeres y los jóvenes, tras haber gobernado Brasil entre 2003-2010 y haber
dejado el poder con un envidiable índice de popularidad.
Pero Lula no ha podido sacudirse a ojos de buena parte de la
sociedad la mancha de la corrupción. Fue sentenciado y luego obtuvo la
anulación de sus condenas por motivos procesales por el escándalo "Lava
Jato" sobre una red de sobornos en la petrolera estatal Petrobras.
En el centro de Rio, Viviane Laureano da Silva, una
funcionaria pública de 36 años, se mostró confiada en que Lula "ganará en
un segundo turno. La campaña va a ser difícil. Soy de la periferia y veo cómo
el pueblo apoya a Lula", dijo a la AFP tras conocerse los resultados.
De ganar en segunda vuelta, Lula promete combatir el hambre
en Brasil, sacar al país de su aislamiento diplomático y poner fin a su imagen
de "paria" medioambiental, debido a la deforestación masiva de la
Amazonía registrada bajo Bolsonaro.
Unos 156 millones de electores también estaban llamados a
votar el domingo la Cámara de Diputados, un tercio del Senado y los
gobernadores y asambleas legislativas de los 27 estados.
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