Como bien se informó oportunamente, ya existe un parámetro sobre la
calidad educativa de Bolivia en comparación con otros estudiantes de
Latinoamérica. Durante años, Evo Morales rechazó cualquier estudio global
acerca de nuestros niños. Y es ahí donde ahora saltan las deficiencias. Una
reciente medición de la Unesco evaluó niños y adolescentes en matemáticas,
lectura, ciencias sociales y naturales, calificando con V a los mejores e I a
los peores. La mayoría obtuvo entre I y II en Bolivia; eso coloca a nuestro
país entre los peores lugares. Por años se viene hablando del cambio de
currícula y de la modernización, pero poco se hace, salvo el ideologizar cada
vez más la enseñanza mediante una pátina andinocentrista que olvida al resto de
la historia, costumbres y pueblos de nuestra diversa Bolivia.
Uno de los temas que se ha intentado inscribir como materia en los
últimos cursos del ciclo primario y en los primeros del secundario ha sido la
educación financiera (EF), elemento importante para el desenvolvimiento del hoy
estudiante, mañana futuro ciudadano. Nada ha pasado, aún no se aprueba
oficialmente ese agregado educativo.
La Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban) en coordinación con
la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) viene realizando –sin
alharaca, pero sí con mucha dedicación– una vital tarea en materia de EF. A la
EF la podríamos definir como la capacidad de una persona para entender cómo
funciona la economía y tomar decisiones. La EF nos dota de capacidad para
comprender los conceptos básicos de las finanzas personales y la administración
del dinero, del ahorro y de la inversión, para luego aplicarlos con utilidad en
la vida personal.
Asoban no pudo realizar actos presenciales de EF en 2020 debido a la
pandemia, pero sí realizó dos ciclos de seminarios web que tuvieron mucho
éxito. Fueron 40 eventos que sumaron más de 16.000 participantes. En años
anteriores, hicieron concursos en diversos colegios, logrando más de 15.000
certificaciones. Aunque hasta ahora infructuosamente, Asoban prosigue con sus
gestiones para incluir la EF en la currícula escolar. Este es un objetivo que
se persigue tanto acá como en otros países de la región. De hecho, se está
viendo cómo impulsar esto con la ayuda de Felaban, aprovechando que la eficaz
funcionaria de Asoban, Natalia Duchen, ejerce la presidencia del Comité
Latinoamericano de Educación e Inclusión Financiera. En Bolivia,
lamentablemente las autoridades del sector no tienen como prioridad a la EF y
la siguen postergando. El Ministerio de Educación no asume, en este tema, un
rol protagónico, como debería ser. A su vez, el Ministerio de Economía debería
apoyar estos esfuerzos y tampoco lo hace.
Es muy meritorio todo lo hecho y lo que se sigue haciendo en materia de
EF por Asoban. Se cuenta inclusive con una comisión del directorio dedicada al
tema y Natalia Duchen es la ejecutiva a cargo, bajo la supervisión directa del
secretario ejecutivo nacional, Nelson Villalobos Sanzetenea. De esa forma se
han presentado varios módulos didácticos acerca de diversos sistemas
financieros, los cuales seguramente serán recogidos en un libro y ya se
encuentran incorporados al sitio web de Asoban. Nadie pretende transformar a
los niños en economistas, pero así como aprenden historia o geografía, sería
excelente que también aprendan algo de educación financiera. Señores del
Gobierno: actúen. En Asoban tienen todo lo que necesitan para iniciar ese
programa; con mucho agrado se los colaborará en lo que soliciten al respecto.
El autor es economista y politólogo, www.agustinsaavedraweise.com.
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