Brasil, uno de los países del mundo más azotados por la
pandemia, contabilizó ayer 1.025 muertes por covid-19 en 24 horas tras superar
la víspera el trágico listón de 500.000 fallecimientos, a quienes se les rindió
homenaje con rosas rojas en la playa de Copacabana de Río de Janeiro.
Según el último boletín del Ministerio de Salud, el número
total de óbitos asciende ya a 501.825, mientras que el de casos llega a 17.927.928
desde el comienzo de la pandemia, tras sumar 44.178 en el último día.
Las autoridades, sin embargo, han reiterado que las cifras
suelen ser más bajas los fines de semana debido a la falta de personal para
procesar los datos, pero vuelven a aumentar los martes.
La media diaria de casos en los últimos siete días se
sitúa en los 73.000, mientras que la de muertes ronda los 2.000, datos que
reflejan una nueva aceleración del virus en medio de un aún lento proceso de
inmunización.
Poco más del 11% de la población brasileña ha sido
vacunada con las dos dosis del virus, mientras que la cifra llega a cerca del
30% cuando se trata de personas que ya han recibido al menos una dosis del
inmunizante.
Con la vacunación sin acabar de despegar y un cada vez
menor cumplimiento de las medidas de distanciamiento social, Brasil se ha
convertido en el segundo país del mundo en sobrepasar el medio millón de
muertos, después de Estados Unidos, que ya acumula más de 600.000 fallecidos.
Pese a la alarmante marca registrada en el país, el
presidente Jair Bolsonaro, uno de los líderes más negacionistas sobre la
gravedad del virus, guarda silencio y no se ha pronunciado sobre las muertes
por coronavirus.
El líder de la ultraderecha brasileña insistió esta semana
que contraer el virus es "más eficaz que la vacuna", en contramano de
lo que defiende la comunidad científica.
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