El
presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, consiguió este lunes un cuarto mandato
consecutivo, tras lograr un 75% de los votos, en unas controvertidas elecciones
en las que no tuvo una real competencia, con siete aspirantes opositores
actualmente detenidos.
Una
vez escrutados los votos de la mitad de las mesas electorales, la presidenta
del Consejo Supremo Electoral (CSE), Brenda Rocha, precisó que en segundo
lugar, muy alejado se sitúa el candidato liberal -señalado como colaborador del
gobierno- Walter Espinoza, con 14,4% de los sufragios.
Tras
llegar al poder por las urnas en 2007, Ortega, quien el jueves cumplirá 76
años, asumirá otros cinco años como presidente, a la cabeza del Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda), junto a su poderosa esposa
Rosario Murillo (70), en la vicepresidencia por segunda vez.
El
exguerrillero sandinista, quien también gobernó el país en los años 1980 luego
de que el FSLN derrocara en 1979 al dictador Anastasio Somoza, enfrentó a
Espinoza y a otros cuatro candidatos derechistas, desconocidos y tachados de
colaboradores del gobierno.
Con 14 años en el poder, Ortega es acusado por sus críticos y opositores
de «nepotismo» y de instaurar una dictadura, mientras que el exguerrillero
asegura que su gobierno es del «pueblo» y defiende la soberanía de su país de
los «ataques» de Estados Unidos, cuyo presidente Joe Biden, calificó el domingo
los comicios de una «farsa».
Ondeando banderas rojinegras del FSLN, seguidores de Ortega festejaban
esta madrugada, antes de que se hicieran públicos los resultados, en la Plaza
de las Victorias, en el centro de Managua, en medio de fuegos artificiales,
música y baile. «Les guste o no les guste a los yanquis (EEUU), ínosotros
mandamos!», dijo una mujer.
Un total de 4,4 millones de electores estaban llamados a votar y el CSE
estimó en un 65% la participación, aunque el observatorio independiente Urnas
Abiertas aseguró que la abstención habría alcanzado un 81,5%, según una
verificación propia, no autorizada.
Los opositores, la mayoría en el exilio o presos, habían llamado a la
abstención.
Los comicios también designaron a 90 diputados de un Congreso que, al
igual que todos los poderes del Estado, está bajo control del gobierno. Urnas
Abiertas señaló que las elecciones estuvieron marcadas por la «abstención»,
«control paramilitar» y «hostigamiento a trabajadores del Estado» para
forzarlos a votar.
A medida que se fueron adoptando reformas electorales durante su
gobierno y cerrando espacios a la oposición, Ortega ha ido aumentando el
porcentaje de sus victorias: ganó en 2006 con un 38%, en 2011 con 63% y en 2016
con 72%.
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