El PGE 2022 proyecta un desequilibrio entre ingresos y gastos en un 8%. Desde 2014 se mantiene la tendencia negativa. Analistas insisten en que se deba bajar el gasto público.
Fue en 2014 cuando la caída estrepitosa de los precios
internacionales de los commodities puso fin a un ciclo de bonanza. Fue en 2014
cuando empezó el descalabro entre gasto e ingreso. Por primera vez, desde 2026,
el gasto superó en $us 954,2 millones a los ingresos. Un 3,36% con respecto al
Producto Interno Bruto (PIB).
En 2015, el déficit fiscal no solo se mantuvo, sino que
subió. Se gastó $us 2.342 millones más de lo que pudo el país recaudar como
ingresos. Eso significó un 6,9% con respecto al PIB.
Germán Molina, analista económico, sostuvo que este
desajuste no fue tomado con seriedad por la administración del expresidente
Juan Evo Morales, sino muy por el contrario el gasto público continuó siendo
elevado.
Así el gasto público en 2014 creció un 4,83% con relación a
2013. Haciendo un total de $us 14.396 millones un 43,26% con respecto al PIB,
según datos del portal Expansión.com
En 2015 la conducta fue la misma. El gasto público en 2015
alcanzó el 44,59% del PIB, una subida del 1,33% con relación a 2014.
Jaime Dunn, analista económico, precisa que el error, que se
mantiene, es creer que el país sigue en un momento de bonanza internacional. Si
bien por la crisis sanitaria los Estados tuvieron que recurrir a préstamos y
subir sus gastos, para responder a la pandemia. Eso fue recién en 2020.
El déficit fiscal siguió subiendo. En 2016 (7,24%), 2017
(7,82%), 2018 (8,14%), 2019 (7,22%), 2020 (12,73%) y 2021 (9,7%). En 2022 la
situación no será diferente.
Las gestiones 2018 con un gasto extra de $us 3.169 millones
y 2020 con $us 4.669 millones son considerados los puntos extremos que indican,
según Molina, que la única manera de que el aparato estatal siga funcionando es
recurrir al endeudamiento interno y externo, otro problema que se viene agudizando.
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