El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, también destacó que
su país ha recibido a más de 350.000 venezolanos que "huyen de la
violencia y el hambre", así como a haitianos, sirios, afganos y
ucranianos.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ofreció este martes
en la Asamblea General de la ONU "abrir sus puertas" a los religiosos
católicos que "sufren persecución" por el régimen
"dictatorial" del nicaragüense de Daniel Ortega.
"Brasil abre sus puertas para acoger a los padres y
monjas católicos que han sufrido persecución del régimen dictatorial de
Nicaragua", aseguró Bolsonaro en la tribuna de la ONU, en un discurso con
tintes electorales en el que desgranó los logros obtenidos por su gobierno y en
el que se declaró "defensor incondicional" de la libertad de
expresión y del derecho religioso en su país.
Su gobierno, dijo, "ha trabajado para traer el derecho
a la libertad de religión al centro de la agenda internacional de los derechos
humanos", una garantía "esencial" de que "todos tienen
derecho a profesar y practicar su orientación religiosa sin discriminación.
Brasil, que tradicionalmente es el primer país en hablar en
la apertura de la Asamblea General que dio inicio este martes en Nueva York,
"repudia la persecución religiosa en cualquier lugar del mundo".
Asimismo pidió "un alto el fuego inmediato" en
Ucrania y abogó por que se mantengan los "canales de diálogo" para
resolver un conflicto que ya dura siete meses y cuyo impacto "nos sitúa a
todos a contramano de los objetivos del desarrollo sostenible".
Tras pedir una reforma del sistema de la ONU, Bolsonaro dijo
que el "80% de la Amazonía sigue intocada" pese a las noticias de la
prensa internacional en sentido contrario.
A escasas semanas de las elecciones del 2 de octubre,
Bolsonaro, que se juega la reelección ante el líder de la izquierda, el
expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, aseguró que "extirparon la
corrupción sistémica" que hubo entre 2003 y 2015, durante el periodo en
que "la izquierda presidió" Brasil y citó el
"endeudamiento" de la petrolera estatal Petrobras por "mala
gestión y desvíos", que se elevó a los 170.000 millones de dólares.
"Ese fue el Brasil del pasado", aseguró.
Bolsonaro presentó a las delegaciones de los 193 países de
la ONU un Brasil en "plena recuperación" a fines de 2022 y la pobreza
en caída "acelerada" pese al lastre de la guerra en Ucrania, que está
poniendo en jaque a la economía mundial.
También destacó que su país ha recibido a más de 350.000
venezolanos que "huyen de la violencia y el hambre", así como a
haitianos, sirios, afganos y ucranianos.
El equipo de verificación de la AFP comprobó que pese a las
afirmaciones de Bolsonaro, varios de sus ministros fueron objeto de
investigaciones por corrupción, como el extitular de Medioambiente Ricardo
Salles, sospechoso de estar relacionado con operaciones de tala y contrabando
ilegal de madera en la Amazonía.
El mandatario aseguró además que en Brasil el número de feminicidios
cayó 7,7% durante su gobierno, pero mientras que en 2018 se registraron 1.229,
en 2021 fueron 1.341, según el Anuario Brasileño de Seguridad Pública.
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