Zaida Mamani Clemente, oriunda de Chuquisaca, Bolivia,
emigró a sus 19 años a Argentina. Su vida cambió en los últimos cuatro años.
“Dos golpes” casi acaban con ella, pero se mantiene en pie.
Zaida es la madre de Joselin Nayla, una niña de 10 años
asesinada el 7 de enero de 2019 con más de 40 puñaladas en una vivienda del
barrio 14 de Febrero de Longchamps, zona sur del Gran Buenos Aires. La mujer
contó a OPINIÓN que la Fiscalía le habló –a lo largo de estos años- de siete
sospechosos en el macabro crimen, entre ellos su expareja Carlos C. y el hijo
de él, pero no hay encarcelados. Ella se ha pasado varias horas al día en los
pasillos de los Tribunales, donde le decían que aguarde y, en muchas
oportunidades, ni siquiera le atendían y volvía a casa sin respuestas. El
“segundo golpe” lo recibió el 26 de octubre de 2021 cuando siete policías
vestidos de civil tocaron su puerta y le notificaron con una imputación por el
presunto homicidio agravado de su hija. De un momento a otro, Mamani Clemente
pasó de víctima a sospechosa.
“Se le entera y notifica que se encuentra imputada en el
marco de la investigación penal preparatoria No. PP 07-00-1270-19/00,
caratulada ‘C. Carlos César y otros, por el delito de homicidio agravado del
que resulta víctima Joselin Nayla, a disposición de la U.F.I. y J. No. 2 del Departamento
Judicial Lomas De Zamora, especializada en delitos relacionados a la violencia
de género y a la violencia familiar, Unidad de Defensa Penal y Juzgado de
Garantías que por turno le correspondan, ambos del Departamento Judicial de
Lomas De Zamora, quienes resolverán sobre su situación procesal, y además se le
hace saber los derechos y garantías que le asisten”, dice parte del documento
donde el oficial principal dispone la realización de pericias psicológicas y
psiquiátricas.
Zaida, de 37 años, no entendía el contenido de esa
notificación. Al principio, creyó que las evaluaciones psicológicas y
psiquiátricas programadas respondían a un proceso de contención emocional que
no había llegado después del asesinato de su pequeña, pese al compromiso. No recibió
asesoramiento del abogado defensor que le asignaron, a quien conoció
recientemente, después de más de tres años de proceso.
Durante su encuentro, el profesional le dijo que no se
preocupe, que no está imputada, aunque el documento de notificación refiere lo
contrario. Prometió, frente al Vicecónsul del Estado Plurinacional de Bolivia
en La Matanza (Argentina), ayudarla.
TRES AÑOS Y SIETE MESES DE DOLOR
La vida de Zaida cambió a partir del asesinato de Joselin
Nayla. Contó que ese lunes 7 de enero de 2019, despertó, junto a su hija, a las
09:00 y preparó el desayuno. Le dijo a su pequeña que debían ir al cajero para
cobrar la “asignación mensual” porque ya no tenían dinero, pero su hija sabía
que ese proceso iba a demorar por las filas y la convenció de quedarse en casa
jugando con sus perritos.
Zaida salió de su domicilio, al promediar las 10:00, pero
antes le hizo varias recomendaciones, entre ellas que no le abriera la puerta a
nadie y que no atendiera por ningún motivo la tienda de artículos que limpieza
que tenían en la casa. La mujer llegó al cajero, pero la fila era larga y,
luego de un tiempo, pudo usar su tarjeta sin éxito porque aún no habían
depositado el dinero. Probó en otro cajero, pero nada, y no tuvo más opción que
volver caminando a su vivienda.
Antes de llegar su casa, al promediar el mediodía, se
encontró con un vecino que estaba yendo a la verdulería del barrio. Se despidió
y, mientras caminaba hacia su hogar, se percató que el portón estaba abierto.
Vio unas manchas de sangre en el patio y luego escuchó unos quejidos desde el
interior del inmueble, y su cuerpo comenzó a temblar. Su niña estaba agonizando
en el piso de la cocina, mientras se desangraba. Zaida salió a buscar ayuda y
encontró al vecino que había saludado minutos antes, quien ingresó a su
domicilio, pero no pudo hacer mucho porque el ataque a Joselin Nayla fue
extremadamente violento. Uno de los crímenes más dolorosos que se ha registrado
en Argentina.
Llamaron a la Policía y a la ambulancia. Los efectivos del
orden llegaron primero, una media hora después del pedido de auxilio, pero la
niña ya había perdido la vida. Realizaron el levantamiento legal del cuerpo y
procesaron la escena del crimen. Zaida se percató de la existencia de una
huella, con manchas de sangre, en el patio y que no correspondía a las
zapatillas de su hija ni a las suyas. Le pidió a uno de los investigadores que
marque y tome en cuenta esa marca a fin de esclarecer el asesinato.
La entrada a la propiedad no había sido forzada ni se
llevaron nada por lo que descartaron que el desenlace fatal haya sido producto
de un robo. Zaida fue entrevistada por los investigadores, quienes le
consultaron sobre su entorno. Ella les hizo conocer que, seis meses antes,
terminó su relación con Carlos C., después de nueve años de convivencia, porque
era violento. Le preguntaron sobre otras personas cercanas y ella nombró a
Rubén C., hijo de su expareja, y a otra persona que estaba comenzando a
conocer. Según Zaida, el personal policial interpretó mal su testimonio y creyó
que ella tenía un vínculo sentimental con los tres hombres, al mismo tiempo, y
esa situación dañó la comunicación con sus familiares.
Actualmente, su apoyo es su esposo, Rubén C. (hijo de su
expareja), quien se acercó a ella cuando no tenía a nadie y, de esa manera,
comenzó su relación que se consolidó el 22 de octubre de 2021 cuando se unieron
en matrimonio. La pareja asiste a una iglesia evangélica y esperan la llegaba
de su bebé. Zaida tiene cinco meses de embarazo.
Dijo que fue honesta con las autoridades encargadas de la
investigación. Antes de su matrimonio, le contó al fiscal que iba a casarse con
Rubén C., quien inicialmente fue citado a declarar por el asesinato de Joselin.
Zaida nunca dudó de su actual pareja y, en su declaración, lo mencionó porque
era parte de su entorno. Dijo que las pruebas testificales y otras demostraron
que Rubén se encontraba trabajando cuando su hija fue victimada y, ni bien se
enteró del crimen, se dirigió al domicilio del barrio 14 de Febrero de
Longchamps.
Para Yunuem Díaz, socióloga, militante anarquista y miembro
de una agrupación que asiste a sobrevivientes de abuso y madres protectoras, la
imputación de Zaida se dio porque ella se casó con el hijo de su expareja, uno
de los investigados en la causa. “Zaida no ha tenido ningún acompañamiento
institucional en estos tres años. Nada que llevara a desentrañar quién es el
asesino. La última vuelta de la tuerca es que ella contrajo matrimonio con uno
de los imputados y la justicia en lugar de hacer las pericias de ADN,
investigación de los teléfonos, interrogatorios del imputado –que fue violento
con Zaida emocional y sexualmente-, en lugar de todo eso la pasan a considerar
sospechosa”, cuestionó durante una entrevista realizada por el portal Resumen
Latinoamericano.
La Red que la acompaña y sigue este proceso cree que buscan
inculparla por “ser mujer, indígena y pobre”. “Si ya es muy grave la impunidad,
que te imputen es lo peor de lo peor, después de haber visto agonizar a su
propia hija. Zaida sobrevivió a intentos de feminicidio y finalmente logró
salir viva de esa relación, peo al poco tiempo le asesinan a su hija”, dijo
Díaz.
Hasta hoy, los móviles del crimen no han sido esclarecidos y
tampoco hay detenidos por el caso que conmocionó en 2019 al pueblo argentino.
PREGUNTA. A tres años y siete meses del asesinato de Joselin
Nayla, ¿qué avances hay en la investigación?
RESPUESTA. Hay sospechosos, pero ni un detenido. El fiscal
me había dicho que Carlos C., expareja, era sospechoso y que estaban
investigando, pero no sé si continuaron indagando. También me dijeron que
harían pericias de cabello, sangre y huella, pero nunca me entregaron ningún
resultado. Me dijeron que el laboratorio de La Plata pidió mi sangre porque
habían encontrado otra sangre aparte de la de mi hija, entonces para cotejar
necesitábamos realizar esa pericia, pero no me notificaron para que vaya a
hacerme ese examen. Decían que había siete sospechosos, pero no los están
citando a declarar. Solo están fijándose en mi cuando el asesino de mi hija
está libre.
P. ¿Crees que pretenden responsabilizarte del asesinato?
R. Eso parece porque el jueves (4 de agosto) fuimos para
pedir el expediente de la causa porque quiero saber qué trabajo ha realizado la
Fiscalía. Me negaron, pero vamos a volver a pedir con mi abogado defensor ese
documento que tendría unas 1200 páginas, es mi derecho. Ese día, el fiscal me
dijo que después de las pericias que me están realizando comenzará el juicio,
no entiendo. Quiero saber si el fiscal ha citado o ha sometido a pericias a los
sospechosos para esclarecer el caso.
También me dijo que Rubén C. (actual pareja) estaba como
prófugo cuando nunca se ha ocultado. Lo mismo me comentó sobre mi situación,
dice que no estaba en mi casa. Me dijo que la fiscal anterior le entregó los
papeles cuando ya estaba imputada (y que no es su responsabilidad).
Lo que me están haciendo es injusto, pero confío en Dios. Él
no va a permitir que me metan presa injustamente, Dios sabe que soy inocente.
Joselin era mi bebé, mi única hija, era todo para mí. Pido que se aclare y
salga a la luz quién fue el asesino de mi hija (…). No entiendo cómo el fiscal
se dio la vuelta, yo presté mis declaraciones y ellos tienen las pruebas de que
fui al banco. Hay cámaras de vigilancia y también existe un testigo clave con
el que me encontré antes de entrar a mi casa y, al poco rato, salí buscando
ayuda.
P. ¿Qué dijo tu abogado sobre la imputación?
R. Me notificaron con la imputación y fui a buscar al fiscal
para que me explique porque no entendía nada. Una de las trabajadoras salió y
me dijo “solo es para descartar, quédese tranquila”. La vez pasada recién pude
hablar con mi abogado defensor porque quiero saber por qué estoy sometiéndome a
pericias psicológicas y psiquiátricas. Él me dijo que no estoy imputada y que
no hay pruebas para que lo hagan, pero no sé por qué la notificación dice que
me imputaron. De hecho, todos habíamos entendido de esa manera, pero él dice
que no hay ninguna acusación ni prueba en mi contra.
P. ¿Cómo te ha ido con las pericias psicológicas y
psiquiátricas?
R. Me citaron nuevamente a una pericia psicológica para el
18 de agosto, supuestamente será la última. En las anteriores, me preguntaron
sobre mi niñez, mis padres, mis hermanos, mi relación con mi expareja y así.
Durante la pericia psicológica, sentí que estaba maltratándome porque la
psicóloga solo quería que le responda con un sí o un no, no me permitía
explicarle nada y me hablaba fuerte. Me sentí muy mal y me puse a llorar porque
estaba presionándome y, aunque le decía que no había dicho eso, ella decía que
sí lo había hecho y me ganaba, entonces no lo veía bien.
No entiendo por qué tengo que pasar por estas cosas. Perdí a
mi hija y me tienen así, lo único que estoy pidiendo es justicia.
P. ¿Sospechas de alguna persona?
R. Tengo tres sospechosos (del asesinato de mi hija). Mi
expareja Carlos C., un amigo de él y una chica. (Los dos últimos se aproximaron
a la casa de Zaida el 5 y 6 de enero). Uno de ellos tiene que ser, pero quiero
que se investigue y salga a la luz la verdad. Quiero saber quién mató a mi hija
y por qué le hizo tanto daño, mi niña era tan buena, siempre me hacía caso, no
se portaba mal, era muy cariñosa.
El fiscal me decía que iban a poner una recompensa (para el
que dé datos que permitan descubrir al asesino), pero no lo hicieron.
P. ¿Qué esperas de este proceso?
R. No tengo más a mi bebé (Joselin Nayla), pero mi esperanza
está puesta en Dios, mientras viva en esta tierra no voy a descansar hasta que
se haga justicia, como tiene que ser. Lo que le hicieron a mi hija fue muy
grave. No sé qué pasará más adelante, pero desde donde esté voy a pedir
justicia.
Zaida realiza trabajos de costura. Después del asesinato de
su hija, cerró la tienda donde vendía artículos de limpieza porque temía que el
verdugo de su hija, quien no ha sido plenamente identificado, se acerque a ella
y le haga daño. Ahora, retomó la confección, actividad que realizaba cuando
estaba embarazada de Joselin Nayla.
El padre biológico de su niña la abandonó y ella se esforzó
por salir adelante y, tiempo después, conoció a Carlos C., quien la enamoró,
pero luego ejerció violencia sobre ella y se convirtió en uno de los
sospechosos del asesinato de la pequeña Joselin Nayla. Zaida pide justicia.
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