A César Farías nada lo ayuda. Tiene los números en rojo, un
promedio bajo de efectividad, la Verde no juega bien, y por último desmereció a
la selección del 93.
Para César Farías fue una de las peores semanas desde que se
hizo cargo de la selección boliviana hace dos años. Todo le salió mal. No pudo
ganar de local, perdió los dos partidos de visitante, se alejó otra vez de la
zona de clasificación y, de yapa, cometió la imprudencia de restarle méritos a
la clasificación de Bolivia al Mundial de Estados Unidos 1994.
En La Paz, la Verde no tuvo eficacia ni volumen ofensivo y
volvió a ser vulnerable en defensa. Unos días después fue avasallada en
Montevideo por Uruguay en casi todo el partido, reaccionó al final, pero era
demasiado tarde para cambiar la historia que ya estaba escrita. Y en Buenos
Aires, no tuvo más que rendirse ante el talento de un Lionel Messi que dio un
recital en el Monumental.
En el intermedio de los partidos disputados en el Río de La
Plata, Farías atendió solícito a los medios argentinos, a diferencia de lo que
hace en Bolivia, donde habitualmente se comporta como un ermitaño con el
periodismo.
Cuando le preguntaron qué opinaba sobre las críticas que le
realizaban de su gestión a referentes del fútbol boliviano, entre ellos algunos
que integraron la selección boliviana dirigida por Xabier Azkargorta en las
Eliminatorias de 1993, habló de “mentiras que se repiten mucho”.
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