“No me parece que un estudiante se quede mucho tiempo, algunos se quedan entre 10 o 15, si bien están en su derecho de estudiar dos o tres carreras, vivir de la universidad no me parece, ese es un gasto insulso al Estado”, dijo a los periodistas.
Rodríguez recodó que las universidades son autónomas y que tienen su propios reglamentos y estatutos. Sin embargo, considera que las mismas autoridades de las casas superiores deben encontrar una solución inmediata a este problema.
Los espacios en las Federaciones Universitarias Locales, en la Confederación Universitaria Boliviana (como estamentos estudiantiles) e incluso en el Comité Ejecutivo de las Universidades de Bolivia, han derivado en la ambición de estudiantes que aspiran a cargos dirigenciales para percibir remuneraciones altas manteniéndose en esos cargos, incluso por décadas.
El caso de Max Mendoza Parra de 52 años, que sigue fungiendo como dirigente estudiantil, beneficiado con sueldos sobre Bs 20.000 en la CEUB y gastos de representación para viajes y otras actividades, han destapado la acción de estudiantes de entre 30 y 50 años que han utilizado a las universidades estatales como sus medios de subsistencia.
Existen casos de denuncias en casi todas universidades públicas, como Santa Cruz, Cochabamba, La Paz, Oruro, Potosí, Sucre y otros donde hay dirigentes considerados como dinosaurios y que manejan asambleas o elecciones a su antojo para mantenerse en sus cargos.
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