Lucia da Silva fue evacuada a tiempo el sábado para evitar
quedar soterrada por un deslizamiento en esta comunidad de Recife, pero sus
vecinos no corrieron tanta suerte: 11 personas de una misma familia fallecieron
y otra está desaparecida.
“Fue muy triste, fue como perder a mi familia (...). Hace 40
años que vivo aquí, eran personas que veía desde pequeña”, cuenta esta ama de
casa, de 56 años.
“Encontraron a 11, van a ser enterrados, y falta una chica
de 32 años, no encontraron el cuerpo todavía”, agrega entre sollozos.
En Jardim Monteverde, un barrio pobre en una ladera entre
Recife, capital del estado de Pernambuco, y el municipio de Jaboatao dos
Guararapes, decenas de bomberos continuaban ayer la búsqueda de las 20 personas
desaparecidas desde el sábado.
En la cima del cerro aún quedan en pie algunas casas, pero
unos metros más adelante se puede ver el abismo recién abierto, casi vertical,
con una espesa capa de lodo que ha arrasado todo a su paso.
A sus pies, un montón de escombros, pedazos de ladrillos,
ropa, juguetes y otros objetos personales de las víctimas del derrumbe.
Mario Guadalupe, un jubilado de 60 años, también escapó por
poco del desastre.
El deslizamiento de tierra “casi llegó a mi casa (...). Vi
todo lo que pasó”, explicó a la AFP.
"Hubo un primer deslizamiento. Pensamos que no caería
mucho más, pero enseguida vino un nuevo torrente que fue como un tsunami,
arrastró todo a su paso", agregó este hombre que lleva 40 años viviendo en
el lugar.
Su modesta casa, milagrosamente conservada, ahora se usa
para almacenar alimentos distribuidos a las víctimas.
"No fue una tragedia anunciada, porque nunca había
pasado eso antes. Lo que entendemos es que es un fenómeno típico del
calentamiento global, porque nunca cayó tanta lluvia en tan poco tiempo",
continúa, temiendo que vuelvan a ocurrir otras tragedias similares. "Es un
gran aviso para el próximo invierno", dice.
Onda del este, el fenómeno fatal
Los meteorólogos atribuyen las lluvias torrenciales que
cayeron sobre Pernambuco a un fenómeno denominado “ondas del este”, habitual en
esta época del año.
En pocas horas, entre la noche del viernes y la mañana del
sábado, cayó el 70% del volumen total de precipitaciones previstas para todo el
mes de mayo.
Aunque nadie esperaba tal tragedia, algunos residentes
arremetieron contra las autoridades. “Muchas personas aquí lo han perdido todo.
Sus vidas, sus casas. Necesitamos medicinas, alimentos”, dice Jailson Gomes de
Souza, un albañil de 34 años que ayuda a los rescatistas.
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