HUMBERTO VACAFLOR GANAM
El presidente argentino, Alberto Fernández, dividió al Mercosur a
principios de este mes cuando se opuso a la decisión de Uruguay de hacer
acuerdos comerciales con otros países sin esperar la aprobación del grupo.
El uruguayo Luis Lacalle Pou dijo que no acepta que el Mercosur opere
como un lastre para su país y lo mismo opinó Jair Bolsonaro. Es decir que
Uruguay no esperará que Argentina le diga con qué países debe comerciar. Una
especie de Brexit, pero de dos países, lo que equivale a la muerte
del Mercosur.
Con el mismo criterio ideológico, la Argentina de Cristina Kirchner
propició la incorporación de la Venezuela de Hugo Chávez en el Mercado Común
del Sur, del sur de Sudamérica: sí, Venezuela. Brasil, Uruguay y Paraguay
miraban ese espectáculo y no lo podían creer.
Tan muerto está ahora el Mercosur que los otros tres socios votaron
contra Argentina en la elección el presidente de la CAF y votaron por el
colombiano Sergio Díaz-Granados.
Luego, con el mismo criterio en que la ideología está por encima de todo
lo demás, el presidente Fernández envió una carta a su colega boliviano, Luis
Arce Catacora, para pedirle perdón porque, según él, Mauricio Macri envió a
Bolivia “armas letales” para el “golpe” al cocalero Morales en noviembre de
2019.
Patricia Bullrich, quien fue ministra de Seguridad de Macri, dijo que
eso es falso, pero lo más lapidario lo dijo Normando Álvarez, quien fue embajador
argentino en esos días: solo llegaron unos gendarmes para proteger a los
masistas que se habían asilado en la embajada.
Fernández tuvo que retroceder y dijo que, en realidad, solo se trató de
una operación para garantizar la seguridad de la embajada. Pero, de todos
modos, los peronistas de la señora Cristina iniciaron un juicio a Macri, que
era todo de lo que se trataba esta patraña.
Bullrich ha dicho que le da vergüenza que exista un Gobierno que esté
dispuesto a desprestigiar a su propio país para beneficiar a un aliado político
extranjero. Fernández seguramente no se ha enterado. Debe estar ocupado en otro
mandado de la señora.
La Argentina de Jorge Luis Borges, de Julio Cortázar, Ernesto Sábato, de
Domingo Faustino Sarmiento, te da la idea de otra realidad, de un país con otro
futuro.
¿Quiénes son los elementos extraños en esa realidad?
El autor es periodista.
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