Por Ana María Santos Solís
La importancia de saber
manejar nuestras emociones en la vida cotidiana, también debe ser considerada
como esencial en nuestra educación, puesto que el aprendizaje de los
estudiantes debe ser motivado por emociones que se generan durante la clase.
Por muchos años la educación
tradicionalista no permitía desarrollar la parte emocional de los niños y
jóvenes en las aulas, la emoción de la vida estudiantil se veía limitada por la
repetición de contenidos sin tener una función de ser o una explicación de su
funcionalidad en la vida.
Con un giro de 180º la
educación virtual tiene el reto de llevar la pizarra, la tiza y las paredes
físicas a un aula virtual, en donde pueda transmitir e impartir conocimientos
manteniendo el interés y motivación de los estudiantes.
Los tipos de emociones
que existen como el miedo, sorpresa, asco, ira, alegría y tristeza, tienen
mucho que ver durante el proceso de aprendizaje enseñanza en las clases virtuales.
El proceso de enseñanza comienza desde que inicia las clases a través de
plataformas zoom y otros, hasta culminar dicha sesión sincrónica, en este lapso
la función del maestro es emocionar con su mensaje, emocionar con una actitud positiva
y luego convencer al estudiante de lo que se está exponiendo, cuando el maestro
demuestra actitud y le dice al estudiante que es lo que va a aprender y para
que le va a servir ese conocimiento, el cerebro cognitivo se activa y comienza a
emocionarse.
Cuando el cuerpo
comienza a emocionarse todo se mueve, las emociones son los que motivan e
impulsan todo lo que hacemos, hay un dicho que dice que el cerebro debe ir de
la mano con las emociones, es por eso que los estudiantes demuestran sus
emociones durante toda la clase, es ahí donde el maestro debe enseñar a
manejar las emociones de sus estudiantes, porque en el momento en el que le
enseñe a manejar sus emociones, el profesor le está enseñando a aprender.
Frente a la
realidad de la educación virtual, las emociones se hacen necesarias al momento
de las clases, es
por eso que el maestro debe buscar estrategias novedosas que impresionen y
despierten la curiosidad e interés de los jóvenes provocando en ellos emociones
de alegría que le conlleven a una motivación de superación personal del
estudiante.
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