El proyecto integrador consiste en el desarrollo de un
proyecto para la recolección y reciclado de botellas post consumo.
El tiempo de descomposición del mismo es de 100 años en
adelante, según en qué condiciones se encuentre. Su principal destino son
vertederos de basura. En la actualidad la tasa de reciclado es de 30%. Es decir
que el 70% restante, enterrado o no, contamina el medioambiente.
Las premisas es de reciclar las botellas de plástico y de
esta forma lograr el múltiple beneficio de no contaminar, ahorrar recursos
naturales no renovables, ahorrar costos en los procesos que se requerirían,
generar puestos de trabajo: darle valor a la basura, en lugar de tirarla.
Existen leyes en otros países que obligan a las empresas a
hacerse responsables por el destino final de los empaques de los productos que
insertan al mercado. Estas leyes podrían promulgarse en Argentina, y a las
empresas les sería conveniente estar preparadas de antemano.
Por un lado los costos logísticos son muy altos, ya que se
debe transportar prácticamente aire. Por otro lado no existe un volumen estable
ya que depende del mercado informal o de la buena voluntad de los ciudadanos que
donan, y no existe ningún tipo de incentivo. Este proyecto plantea solucionar
ambas cuestiones mediante máquinas compactadoras ubicadas en lugares de alto
tránsito peatonal que reciban botellas y las compacten, entregando a cambio
cupones con diferentes alternativas de beneficios como retribución.
Este puede venderse para ser procesado como grado
alimenticio y volver a ser botella cerrando el círculo de utilización del
material, o puede utilizarse como materia prima para productos sin contacto
alimenticio.
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