En la ciudad de El Alto, la Policía desbarató una red
completa de tráfico y explotación sexual, que estaba organizada por una
adolescente de 16 años de edad y nacionalidad peruana.
ERBOL
La adolescente, alias “La Perucha”, es acusada de liderar la
red de proxenetismo descubierta la semana pasada.
Incluso llevaba adolescentes bolivianas al vecino país para
ser explotadas sexualmente, informó el coronel Douglas Uzquiano, director
regional de la fuerza anticrimen.
En el marco de la investigación, 11 adolescentes fueron
rescatadas de manos de la red y un total de 19 personas fueron aprehendidas.
La red se descubrió tras investigares el paradero de jóvenes
desaparecidas. La Policía logró establecer que varias menores eran captadas a
través redes sociales y colegios para ser parte de la red.
Según el reporte policial, la adolescente extranjera tenía
dos brazos administrativos: “La Gaby” y “La Andrea”, quienes también fueron
detenidas.
También se aprehendió a una pareja, ambos de 16 años de
edad, que sería la encargada de ofrecer los servicios sexuales de las
adolescentes víctimas.
Además se aprehendió a mujeres denominadas “tías” que
cobraban a adolescentes por los lugares que ocupaban, cuando ofrecían servicios
sexuales en lugares públicas de la ciudad de El Alto.
Las víctimas de la red eran jovencitas de entre 13 a 19 años
de edad.
El pasado viernes, la Policía de El Alto informó que
capturaron a una adolescente de 18 años de edad, acusada de encabezar una red
de proxenetismo que sometía a la explotación sexual a adolescentes. De ahí fue
cayendo la red que terminó siendo dirigida por una extranjera.
De acuerdo al modus operandi de los proxenetas, ellos
observaban en redes sociales fotos sugerentes que publicaban las adolescentes y
luego las buscaban personalmente.
El caso surgió cuando se investigaba el paradero de
adolescentes desaparecidas y para lograr resultados los efectivos policiales
intervinieron tres alojamientos, que eran utilizados para que las víctimas
brinden los servicios sexuales.
Asimismo, se realizó operativos en los cuales policías
actuaron como agentes encubiertos, logrando descubrir que meretrices mayores de
edad eran las que cobraban a las adolescentes por usar sus espacios de servicio
sexual.
Además se capturó a clientes que habían solicitado los
servicios de las menores, e incluso se sorprendió a un sujeto dentro de una
habitación con una menor de 16 años, que además estaba reportada como
desaparecida.
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