Recuperada la democracia el 10 de noviembre de 2019, se vivió con la
esperanza de recobrar también el derecho a la libre participación de los
ciudadanos en la formación, ejercicio y control del poder político descrito en el
artículo 26 de la Constitución Política del Estado.
Durante los sucesivos gobiernos de Evo Morales nunca se emitió el
decreto de amnistía utilizado en otras épocas para crear en fase previa a los
actos electorales un clima de paz y concordia. Así se impidió el libre
ejercicio del derecho que tienen los ciudadanos para ser candidatos a las
funciones públicas. Lamentablemente, durante el gobierno de Jeanine Áñez, con
el mismo criterio, también se negó el ejercicio de ese derecho a quienes fueron
defenestrados del poder político.
Después de la renuncia de Evo Morales, entre octubre del año 2019 y
octubre del año 2020, como consecuencia de discrepancias entre las fracciones
en ejercicio del poder y las ubicadas en el sector opuesto, surgieron en ese
ámbito acciones calificadas por el Código Penal como delitos políticos que
originaron la reacción de los afectados.
Una de esas acciones delictivas fue de extrema malignidad, porque
impidió el paso a las ciudades de vehículos que llevaban auxilio a pacientes
contaminados por la pandemia que va asolando el mundo desde hace un año.
Se colige que fueron vengativos esos actos por no haber Jeanine Áñez,
para las elecciones del año 2020, procedido a dar el paso democrático de
emisión de un decreto de amnistía por delitos políticos a fin de crear un clima
de tranquilidad en la fase de elecciones.
Actualmente, causa honda consternación con profundo rechazo, el insólito
decreto de amnistía emitido por el presidente Luis Arce en beneficio
exclusivamente de militantes del partido político que volvió a la función de
gobierno como resultado del acto electoral de octubre del año precedente. Con
ese acto, perdona a los agresores y escarneció a los agredidos.
Tiene el carácter, además, de anunciar que quienes gobernaron durante un
año en el intermedio de los dos regímenes del Movimiento al Socialismo, serán
implacablemente perseguidos por los mismos fiscales y jueces que llevaron o
pretendieron llevar a esos anteriores funcionarios del poder político a celdas
carcelarias.
Hice referencia, en esta columna, el domingo 31 de enero pasado, al
terrible encono entre contendientes en pugna que, actuando simultáneamente en
rechazo al régimen democrático, lleva al país a un gran desasosiego.
El autor es abogado.
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