Los Tiempos
El Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) iniciará en marzo
el cobro del Impuesto a las Grandes Fortunas (IGF), que se aplica a personas
que poseen un patrimonio mayor a 30 millones de bolivianos.
La institución tomará en cuenta dinero en efectivo, dinero
en entidades financieras, acciones, autos, casas, obras de arte, yates,
aviones, joyas, antigüedades, artículos de colección, derechos de propiedad intelectual
y otros.
Según el Decreto Supremo 4436, los bienes materiales serán
valorados de acuerdo a la variación de la Unidad de Fomento de Vivienda (UFV),
valor de mercado o el valor establecido para el pago del impuesto. También se
utilizará el valor admitido para efectos fiscales por el país donde se
encuentre ubicado el bien o el valor de mercado.
Para los economistas, este impuesto tendrá más afectos
negativos que positivos, debido a que ahuyenta las inversiones y creará doble
cobro debido a que los municipios cobran impuestos de los bienes muebles e
inmuebles. También consideran que generará ingresos mínimos porque no se aplica
a personas que tienen grandes fortunas que permanecen en la informalidad.
Para el economista Gonzalo Chávez, el IGF no tendrá impacto
en la economía debido a que se aplicará a sólo 152 contribuyentes, con los que
el SIN pretende recaudar 100 millones de bolivianos, lo que representa sólo
14,5 millones de dólares. El monto no representa ni el 0,0035 por ciento del
Producto Interno Bruto (PIB).
Explicó que para tener mayores ingresos el Gobierno debe
hacer una reforma tributaria profunda y
ampliar el número de contribuyentes.
“Sabemos que los ricos de Bolivia son sólo 152, estos ya
están tributando, están en el sector formal. Pero tenemos otros grupos que han
ganado mucho dinero en los últimos año y no pagan impuestos de ningún tipo; los
nuevos ricos están en el comercio, minería, transporte, agroindustria y no son
152 son probablemente miles”, dijo.
Chávez considera que este tipo de impuestos debería
dirigirse más a la generación de la riqueza, que está vinculada a la producción
y al movimiento de divisas. “El IGF es
un impuesto al patrimonio, si tienes casas, joyas, pinturas… está dirigido más
al rico rentista, no al empresario generador de ingresos”, detalló.
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