Unesco difundió un informe que resaltaba el bajo nivel educativo en Matemáticas, Lectura, Ciencias Sociales y Naturales. Dos educadores comparten algunos consejos para elevar la comprensión lectora.
Un reciente estudio de la
Unesco estableció que los niveles de educación en Bolivia son bajos en áreas como
Matemáticas, Lectura, Ciencias Sociales y Naturales. Más de la mitad de los estudiantes se
encuentran en la parte inferior del conocimiento que deberían tener dependiendo
de su edad.
El estudio se realizó
con alumnos de los nueve departamentos y descubrió que el nivel en el
país está por debajo del promedio latinoamericano. En la mayoría de los
casos, los estudiantes bolivianos se ubican en el nivel de bajo
desempeño. Solo un 20% está en promedio en el nivel alto.
Para la psicóloga especializada
en la formación y desarrollo infantil, Yenny Villavicencio, la consolidación de hábitos
refuerza la labor educativa en
los menores. Permiten al estudiante asumir una responsabilidad directa sobre su
etapa formativa.
El periodista y
escritor Alfredo Rodríguez se ha convertido en un estandarte de la promoción de la lectura
infantil. En sus visitas a los colegios insiste en la relevancia del hábito
lector para mejorar el nivel de atención y comprensión en el aula, aunque recuerda que,
ese hábito debe surgir desde la casa”.
“La lectura no debería
imponerse como una tarea, una obligación o un castigo. Los maestros deberían buscar otras maneras
más creativas y lúdicas de incentivar el amor por los libros”, sugiere Rodríguez.
Villavicencio invita
a los padres para
que compartan lecturas de cuentos desde edades tempranas. El hábito de la lectura puede
continuar con historias divertidas que se adecuan al desarrollo cognitivo.
También sugiere actividades que ayuden en la asimilación de los contenidos desde el tradicional resumen hasta
actividades más animadas que se puedan realizar en grupo.
La psicóloga recomienda
a los padres de familia que asuman las horas de estudio en casa de
manera disciplinada.
“Siempre tendemos a dejarlas para última hora” lo que asemeja a un castigo. El
tiempo establecido para hacer las tareas “es parte de la responsabilidad
de los estudiantes y
debe contemplarse como un hábito”.
De acuerdo al informe
difundido por la Unesco, la mitad de los alumnos se
encuentra en el nivel I (el de menor desempeño) en comprensión lectora. Quiere decir que uno de cada dos estudiantes no es capaz de interpretar lenguaje
figurado, reflexionar y emitir juicios y reconocer tipos de textos de
estructuras que no son de uso común.
Rodríguez aconseja el diálogo como mecanismo para afianzar los
conocimientos. “Conversar sobre lo leído es otro poderoso estimulante; no solo gratificará al lector por su
esfuerzo, también será determinante para reforzar la comunicación en el hogar,
la confianza en la relación padre-hijo y construir una complicidad que durará
para siempre”, reafirma el escritor.
La parte lúdica del aprendizaje también es destacada por
Villavicencio. Ahora
que se pasa mucho más tiempo en casa “es factible aprovechar para compartir
juegos didácticos de memoria o de categorías que ayudan a mejorar la comprensión
y el entendimiento”.
La tecnología desempeña
un papel fundamental en el aprendizaje de los estudiantes. Rodríguez apunta a “no
satanizar las nuevas tecnologías” y comprender el valor que le otorgan los
menores. “Muchos
niños han encontrado en aplicaciones para lectura, como Wattpad o Google Play
Libros, el acceso a obras que son de su interés y con las que pueden
interactuar al cambiarle el color a sus páginas, adecuar la tipografía a sus
necesidades”. Además, en las plataformas interactivas comparten sus impresiones de la
lectura “como booktubers” en
sus comunidades.
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