A los bolivianos nos gusta emborracharnos. Eso es cierto. Y a los
bolivianos nos gusta repetir que perdimos el mar por festejar carnavales. Eso
no es cierto.
La verdad sobre la denominada Guerra del Pacífico no se ha contado
todavía, por lo menos no completa, y su reconstrucción es una tarea en la que
están comprometidos muchos historiadores.
Una de las primeras falacias que han encontrado es la versión de que
Hilarión Daza, quien era presidente en 1879, ocultó la noticia de la invasión
chilena con el propósito de seguir festejando el Carnaval. Esa es una de las
grandes mentiras de nuestra historia y resulta curioso que no se haya reparado
en su falta de lógica. Aunque quiso legalizarlo mediante una Asamblea
Constituyente convocada por él mismo, la verdad es que el gobierno de Daza fue
ilegítimo e ilegal, una dictadura iniciada por la fuerza de las armas. Si él
quería seguir celebrando el Carnaval, solo tenía que decidirlo y punto. No
necesitaba ocultar nada.
Pero la evidencia documental, particularmente los decretos emitidos al
conocerse la noticia, demuestran que no hubo tal continuación, sino todo lo
contrario. Daza declaró emergencia nacional y movilizó al Ejército con el fin
de repeler la invasión. ¿Por qué, entonces, nos contaron otra cosa?
Una respuesta coherente es que Chile no solo quería apropiarse del
guano, sino que buscaba otros recursos, particularmente el salitre de las
costas peruanas, además de minerales, como el cobre y la plata, que abundan en
territorio boliviano. La invasión, iniciada el 14 de febrero de 1789, era parte
de un plan largamente meditado para tener acceso a esos recursos.
Pero los recursos no eran precisamente buscados por los gobiernos, sino
por los poderosos de la época, ya sea chilenos, bolivianos o peruanos. A esto
hay que agregar el elemento inglés, cuya influencia aparece cada vez más
evidente en las investigaciones de los historiadores. Los ingleses tenían intereses,
particularmente en Chile, y querían extenderlos a los países vecinos.
El apoyo que Inglaterra dio a Chile en aquella guerra es innegable. Lo
más difícil, pero no imposible, es demostrar las acciones directas que
ejecutaron empresarios chilenos en connivencia con bolivianos, particularmente
Aniceto Arce y Gregorio Pacheco, que eran accionistas de la entonces poderosa
Compañía Minera Huanchaca.
¿Por qué la Quinta División del Ejército boliviano, comandada por
Narciso Campero, que marchó hasta la frontera con Chile nunca salió, completa,
a frenar el avance de los invasores? ¿Cuáles fueron las razones para la
retirada de Camarones? Los empresarios chilenos y bolivianos fabricaron una
historia mentirosa para tapar sus actos, incluyendo la de seguir festejando los
carnavales, y nosotros la creímos y seguimos repitiendo.
El autor es Premio Nacional en Historia del Periodismo.
No hay comentarios.: