En los balances sobre la economía, todos los países apuntan a la
pandemia como la causa de la caída de los indicadores de crecimiento, pero hay
algunos que no necesitaron del virus chino para entrar en cifras rojas.
La lista de esos países es preocupante. Los países gobernados por
partidos izquierdistas han tenido las peores caídas en sus indicadores desde
2013, según se puede leer en los informes de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (Cepal), un organismo dependiente de la ONU.
Que Venezuela haya tenido una reducción del 30% en su economía el año
pasado, Argentina del 10%, México del 9% y Ecuador también del 9%, fue una
confirmación de la tendencia que se venía desde años anteriores.
Por supuesto que la pandemia llevó la crisis a los demás países, pero
son los que más pronto podrán recuperarse, mientras que los otros seguirán
cayendo indefinidamente mientras no cambien sus políticas.
“Con la llegada de la pandemia, se sumaron a ese bajo crecimiento
económico los choques externos negativos y la necesidad de implementar
políticas de confinamiento, distanciamiento físico y cierre de actividades
productivas, lo que hizo que la emergencia sanitaria se materializara en la
peor crisis económica, social y productiva que ha vivido la región en los
últimos 120 años", explica la Cepal en su informe.
Dice Jubileo –una institución católica que trabaja en ámbitos políticos,
sociales y económicos– que en Bolivia, entre 2014 y 2020, los ingresos que
recibieron las alcaldías por concepto de regalías bajaron en un 37% y las
gobernaciones tuvieron una caída del 54%. La caída del año pasado vino a
mimetizarse con las caídas que habían comenzado cuando, en 2014, bajaron los
precios de las materias primas, aunque en Bolivia la causa fue que comenzó a
caer el volumen de producción y exportación de gas natural.
El derrumbe de 2014 vino a confirmar que el “boom” de los años anteriores
había sido causado solamente por los altos precios internacionales, que se
agravó en Bolivia con la caída de la producción.
En Argentina el drama es para llorar. El gobierno de la señora Cristina
Kirchner, que puso en el cargo de presidente a un títere de nombre Alberto
Fernández, sigue con la perversa tarea peronista de destruir la economía de ese
país.
La semana pasada, el Gobierno peronista debió retroceder ante su
intención de prohibir la exportación de maíz y elevar las retenciones a las
exportaciones de soya. Pero, a cambio, mandó a grupos de “piqueteros”, es decir
bloqueadores de calles y caminos, a controlar precios en los supermercados y a
destruir depósitos de soya. Un gobierno que opera guerrillas.
Todo lo que hace el peronismo en Argentina lo reproduce el masismo en
Bolivia, sobre todo en la destrucción del aparato productivo.
Es el camino al abismo.
El autor es periodista.
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