El 19 de agosto, hace medio siglo, se inició en Santa
Cruz el movimiento cívico-militar que derrocaría la dictadura del general Juan
José Torres y que, dos días después de duros combates en La Paz, llevaría al
poder al entonces coronel Hugo Banzer Suárez. Fueron días bravos, cuando se
decidía el futuro entre una izquierda guerrillera apasionada por el castrismo y
una burguesía conservadora temerosa de más experimentos socializantes.
Hasta el día de hoy, el general Banzer sigue apareciendo
como la imagen única del dictador, difundida por una izquierda cerril y por un
populismo ignorante como el del MAS, que bien se hubiera merecido tener a
Banzer al frente. ¿Qué sucedió hace 50 años? ¿Por qué se produjo el golpe
civil-militar? ¿Lo quiso Banzer? ¿Lo quiso el Ejército? ¿Lo quiso la derecha
identificada con FSB y el MNR? ¿Fue la CIA? ¿Los empresarios privados? Casi
todos los protagonistas ya han fallecido y cada quien tenía su versión
personal. Yo tengo la mía sin haber participado de los hechos directamente,
pero habiendo estado, años después, bastante ligado al General. Creo que lo
quiso Banzer, el Ejército, FSB, el MNR, la empresa privada y la mayoría de la
población. No sé si la CIA. En todo caso, no se trató de un cuartelazo más, al
viejo estilo.
Lo decía hace algunos años, desde estas mismas páginas,
que se produjo un violento enfrentamiento entre la derecha y la izquierda. No
era como hoy, porque había una derecha pura y dura, sin centrismos tibios, y
una izquierda de verdad, pensante y combativa, no un facilón y oportunista
populismo como el actual, que se dice izquierdista. En 1971 o se quedaba en el
poder la izquierda con la Asamblea Popular marxista-leninista, maoísta y
trotskista, con “tribunales populares” para hacer justicia, o lo que sucedió, y
es que a la izquierda la frenó el Ejército, hasta que retornó a la política,
pasados los años, más democrática que guerrillera.
Lo importante es que, medio siglo después, debe quedar
claro que en la revolución de 1971 no se derrocó a ningún Gobierno
constitucional como se quiere hacer creer; que se expulsó a un presidente de
facto, Torres, que a su vez se había quedado con el poder del verdadero
conculcador oscuro de la democracia que fue el general Ovando, atracador de la
legalidad que ostentaba Luis Adolfo Siles Salinas. Esto, junto con la élite
zurda de aquel entonces, que, ciertamente, eran personalidades de relieve,
ansiosas de poder y de cambio, sin medir las consecuencias.
¿Por qué solo se menciona a Banzer como el dictador
entonces? Tan dictadores como él, fueron Ovando y Torres. Lo que sucede es que
la izquierda le puso el calificativo a cada uno y de ahí que Ovando era presidente
por un “mandato” de la FFAA, Torres era el “General del pueblo” y Banzer el
dictador atrabiliario. Sin embargo, ni Ovando ni Torres tuvieron jamás el apoyo
popular de Banzer y de ahí que sus gobiernos fueron tan efímeros. Pero, además,
si hubo violencia durante el gobierno de Banzer, con Ovando existieron
horrendos asesinatos selectivos que todos conocemos y una juventud equivocada
que fue liquidada sin piedad en Teoponte.
Finalmente, Banzer, alejado del poder, aproximado al
centro político, conformó un gran partido democrático que fue ADN, y participó
en las elecciones de 1979, 1980, 1985, 1989, 1993 y 1997, ganando en dos de
ellas. Y como ejemplo para los políticos cruceños, venciendo en ciudades como
La Paz, Cochabamba y el resto del occidente. Él ya había conformado el Frente
Popular Nacionalista durante su administración de facto, pero, años después,
consolidó el Pacto por la Democracia con Paz Estenssoro para apoyar la Nueva
Política Económica para que Bolivia se salvara de la hiperinflación y que Paz
no corriera la suerte de Siles Zuazo. Concertó el Acuerdo Patriótico con Paz
Zamora, con lo que derechas e izquierdas se encontraron armoniosamente, luego
de años de enemistad. Y, por último, tras su triunfo de 1997, se unió con el
MIR, NFR, Condepa, UCS, PDC y otros, para controlar alrededor del 70% de los
escaños parlamentarios.
Pero volviendo a los años fácticos, es cierto que el
tiempo de gobierno fue extenso, que tal vez pudo haber más desarrollo en el
país, que hubo más autocracia de la necesaria, que existió corrupción. Eran
otras épocas, de gobiernos militares en toda Latinoamérica, no comparables con
las actuales. “Tiempos de plomo”, dicen quienes se refieren a Pinochet y
Videla. Sin embargo, si Banzer permaneció demasiado en el poder, hay que ver
que Evo Morales, sin más méritos que su liderazgo cocalero, estuvo el doble de
tiempo en el mando y a punto de anotarse, tramposamente, cinco años más.
El autor
es escritor.
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