Un total de nueve candidatos se disputarán finalmente la
Presidencia de Chile en las elecciones del próximo 21 de noviembre, una vez que
en la pasada medianoche concluyó el plazo para la inscripción de aspirantes.
La gran batalla estará entre el conservador Sebastián
Sichel, el izquierdista Gabriel Boric y la democratacristiana Yasna Provoste,
representantes de los pactos políticos con mayor adhesión popular del país,
pero el abanico de aspirantes no quedó completó hasta que el Servicio Electoral
(Servel) dio por cerradas las inscripciones.
Las últimas horas fueron frenéticas y hubo algunas sorpresas
de última hora, como la que protagonizó el profesor Sergio Tapia, que acudió a
inscribirse como independiente pero quedó excluido por no cumplir con todos los
requisitos técnicos exigidos, como el contar con el número de testigos
suficientes en el acto.
Otras candidaturas que apuraron hasta cerca del final del
plazo de inscripción fueron las del activista mapuche -la etnia indígena
mayoritaria - Diego Ancalao, que competirá por La Lista del Pueblo, un pacto
ciudadano que nació de las protestas de 2019, y la de Eduardo Artés, de la
izquierda más radical.
De la ultraderecha se presenta Jose Antonio Kast, del
Partido Republicano, un firme defensor de los valores tradicionales y la
reducción del Estado que en las últimas semanas ha ganado peso en las
encuestas.
También formalizaron sus candidaturas el gestor de fondos de
pensiones Gino Lorenzini, el economista Franco Parisi y el presidente del
Partido Progresista (PRO), Marco Enríquez-Ominami, que hará su cuarto intento
por llegar a La Moneda (sede de gobierno).
Todas las candidaturas, no obstante, están pendientes de ser
analizadas y confirmadas por el organismo electoral.
LOS FAVORITOS
La primera vuelta de las presidenciales se celebrará el
próximo 21 de noviembre, en conjunto con las elecciones a diputados, senadores
y consejeros regionales, y en el caso de que ningún candidato alcance el 40% de
los votos, el balotaje será el 19 de diciembre.
Los expertos aseguran que el desafío de los tres candidatos
favoritos es conquistar el centro y atraer a la clase media, que es la que
históricamente decide las elecciones en Chile.
En este sentido, se prevé una dura pugna entre Yasna
Provoste, del movimiento tradicional de centroizquierda Unidad Constituyente
(ahora bautizado para las elecciones como Nuevo Pacto Social), y Sebastián
Sichel, exministro independiente del actual Gobierno de Sebastián Piñera y al
que se le atribuye un perfil de centro aunque representa al actual bloque
oficialista de derechas Chile Vamos (ahora renombrado como Chile Podemos Más).
Más a la izquierda de Provoste se sitúa el exlíder
estudiantil Gabriel Boric, del Frente Amplio (FA), un movimiento similar al de
Podemos en España, que desbancó en las primarias al que en ese momento paría
como favorito en las encuestas, el comunista Daniel Jadue.
"De Sichel, lo que el país puede esperar es nada
distinto a lo que hoy le ofrece el Gobierno de Sebastián Piñera, son lo mismo,
con las mismas ideas", afirmó Provoste, la única candidata mujer y
reconocida por su labor como presidenta del Senado, además de haber sido
exministra de Michelle Bachelet y Ricardo Lagos.
En tanto, Sichel, quien ha asegurado en varias ocasiones
hacer política "alejada de las corbatas", cuestionó los ataques de su
contrincante, agregó que "es la mejor muestra de la ausencia de un
discurso", y dijo preferir el debate con Boric.
"Me gusta mucho más el debate con Gabriel Boric
respecto al tipo de sociedad que tenemos, que es absolutamente distinto, pero
al menos creo que hay un debate de ideas y no simplemente de vieja
política", indicó Sichel.
Boric, por su parte, quien al igual que Sichel es visto como
un cambio generacional en la política chilena, dijo que peleará por
"ofrecer una alternativa de cambio a Piñera y su continuidad" y
alentó a la gente a que "no le tengan miedo a la juventud" para
cambiar el país.
La persona que reemplace al actual presidente, el conservador
Sebastián Piñera, tendrá que reencauzar un país que vivió en 2019 una fuerte
crisis social y política e implementar las normas de la nueva Constitución, que
se comenzó a redactar el pasado julio y que debe ser refrendada en un
plebiscito de salida, previsiblemente en 2022.
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