Deshidratación, insolaciones, delirios e incluso la muerte. Los golpes de calor en niños aumentan debido a las altas temperaturas.
Se aproxima la primavera
y con ella las primeras olas de calor en gran parte del país. El Servicio Nacional de
Meteorología e Hidrología (Senamhi) alertó sobre las altas
temperaturas que
durarán previsiblemente hasta el martes 24 de agosto. Afectarán a Santa Cruz,
al trópico de Cochabamba, Beni y Pando. Según las previsiones, se
alcanzarán temperaturas máximas de 36°C a 40°C.
La exposición a elevadas temperaturas puede
provocar en el organismo efectos nocivos de diversa gravedad y riesgos para la salud, explica el doctor Jorge Belmonte,
médico pediatra. “Los más afectados son las personas de edades extremas de
la vida, como
los niños,
especialmente los menores de cinco años, y las personas de edad adulta, arriba
de 65 años”, afirma.
Golpes de calor
Los golpes de calor son la situación más grave a consecuencia de las altas
temperaturas y pueden ser potencialmente mortales; éstos son provocados por la exposición prolongada al
sol, actividad física en campo abierto o exposición a una extremada
temperatura.
Los signos y síntomas que podrían presentarse son: temperatura corporal elevada
por encima de los 40º C, piel caliente, enrojecida, sudorosa al principio, seca
después (sin sudor), dolor de cabeza, náuseas, dolor abdominal, conducta
irritable, somnolencia, sed intensa, confusión, convulsiones y pérdida de conciencia.
Cuando se detectan los primeros síntomas hay que actuar de inmediato. “Se tiene que buscar un lugar con
sombra, hidratar para recuperar el líquido perdido, ponerle mantas húmedas,
nunca frías, bañarlo con agua natural y llevarlo lo antes posible a un centro
hospitalario antes de que empiece a convulsionar”, dice Belmonte. “Al provocar una parada
cardiorrespiratoria, puede llevar a la muerte en cuestión de horas si no se actúa en ese momento”,
agrega el experto.
Prevención en niños
Prevenir
cualquiera de las complicaciones derivadas de la exposición a las altas
temperaturas es fácil, siguiendo una serie de sencillos consejos.
1) No exponer a los niños
al sol por tiempos prolongados. Especialmente durante las horas de
mayor riesgo (de 11:00 a 17:00)
2) Protección solar. Usar bloqueadores solares
efectivos frente a rayos solares nocivos, como UVA, UVB e infrarrojos; así
también se aconseja el uso de gorras o sombreros y gafas.
3) Es fundamental mantener una buena hidratación.
Evitar las bebidas azucaradas, pues aumentan la perdida de líquidos.
4) No realizar actividad física
intensa durante las horas de más calor. Hidratarse
antes, durante y después de hacer ejercicio.
5) Permanecer en la sombra y lugares frescos siempre
que sea posible y no así en zonas donde el sol incida directamente. Nunca, por
mínimo que parezca el tiempo, se debe dejar a un niño solo dentro de un
vehículo expuesto al sol.
“Muchas
veces he visto niños que quedan dentro de los automóviles, generando
golpes de calor en ellos que terminan a veces en muerte”, relata
Belmonte.
El
galeno también señala que el riesgo no sólo es mayor en niños, sino
también en personas de la tercera edad, embarazadas, personas con
sobrepeso, pacientes con enfermedades renales, cardiacas y neurológicas.
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