JUAN JOSÉ TORO MONTOYA
¿Usted cree que el titular de este artículo hubiera salido mejor si lo
escribía sin la apertura del signo de exclamación? Veamos: “Ortografía!”. No.
No sale mejor, porque está mal escrito.
En el idioma español, que es el que usamos oficialmente los bolivianos,
los signos de exclamación e interrogación son dobles; es decir, tienen apertura
y cierre, pero, aunque parezca difícil de creer, cada vez son más, millones,
las personas que creen que no importa porque, por una parte, aseguran que los
signos de apertura no aparecen en la mayoría de los teclados de celulares y,
por otra, aseguran que “es lo mismo”.
Pero no es lo mismo. En español, los silencios cuentan tanto como los
sonidos, y ayudan a construir las oraciones. Un silencio corto no es lo mismo
que uno largo y por eso es que existen los signos de puntuación.
Cuando leemos una oración en español y aparece la apertura de un signo
de interrogación o exclamación, el código de lectura nos está avisando que más
adelante deberemos modificar el tono de una frase, ya sea para exclamar o
preguntar. ¡Por eso estos signos son dobles! ¿Se entiende?
El problema es que la gente no lo cree importante y hasta una colega
periodista, muy competente y de fama nacional, me dijo hace poco que no había
que complicarse tanto con las aperturas de estos signos, que ni están en el
teclado. Le dije que presionara las teclas de los de cierre un poco tiempo más
de lo normal y vería cómo aparecen… ¡Problema resuelto!
Pero el problema del problema es que cada vez somos más permisivos con
las reglas del idioma y, por eso, en las benditas redes sociales, cada día,
cada hora, cada nanosegundo, se las está asesinando inmisericordemente.
Ya Umberto Eco nos había dicho que estas redes dieron vitrina a los
idiotas e imbéciles, a los borrachos que ahora no gritan en la calle sino en
Facebook, y, al matar la ortografía, y creer que eso no es malo, estamos
degenerando el idioma. El resultado inevitable de eso será que la educación
también se va a degenerar.
Una prueba masiva de esto la tuvimos esta semana, cuando la televisión
estatal inauguró las clases a distancia… ¡con faltas de ortografía! Fue tan
evidente el asunto que se hizo viral en las redes. Que una red privada ponga a
mujeres en minifalda en programas para menores de edad ya es malo, pero que el
canal del Estado muestre carencias en el manejo del idioma, nada menos que en
un programa televisivo cuyo objetivo es educar a los estudiantes que no pueden
ir a las escuelas y colegios por la pandemia, es tanto como mostrar las
limitaciones educativas del Gobierno que está circunstancialmente a cargo de la
conducción del país.
El autor es Premio Nacional en Historia del Periodismo.
No hay comentarios.: