AFP
La población llamada Corcoran, ubicada en el estado de
California, tiene un alto flujo de camiones que transportan los productos
cosechados en la región
"Hay demasiados agricultores bombeando por todas
partes", se queja Raúl Atilano. Este octogenario residente de Corcoran, la
autoproclamada capital agrícola de California, se esfuerza por dar sentido a un
extraño fenómeno: su ciudad se hunde, cada vez más, en el suelo.
Un flujo constante de camiones que transportan tomates,
alfalfa o algodón a las afueras de esta ciudad de 20.000 habitantes muestra lo
inextricablemente ligado que está el destino de Corcoran a la agricultura
intensiva que se practica aquí.
Para regar sus vastos campos y ayudar a alimentar a Estados
Unidos, los operadores agrícolas empezaron en el siglo pasado a bombear agua de
fuentes subterráneas, hasta el punto de que el suelo ha empezado a hundirse.
La hidróloga Anne Senter lo ilustró así para la AFP: Es como
una serie de pajitas gigantes que succionan el agua subterránea más rápido de
lo que la lluvia puede reponerla.
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