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abril 22, 2019


Un estruendo resonó al medio de la montaña. Algo se estaba quebrando en medio de la tierra y el bramido de las rocas despertó a los comunarios. Doña Victoria sintió que algo se acomodó en el corazón del cerro. “Fue como si la tierra se hubiese tragado un trueno o como si algún bicho gigante hubiese despertado para secar las únicas vertientes que quedaban porque después de ese día, ya no hubo más agua”, cuenta.

El País
Doña Victoria vive en Saladito Centro, una comunidad en la que conviven más de 200 familias entrando por un desvío hacia el sur de la Ruta 11 antes de llegar a Palos Blancos. Ella no nació en esa tierra sino a muchos kilómetros más allá, cerca de Tarija. Cuando decidió trasladarse a esta zona con su compañero de vida para criar a sus hijos, la humedad de la tierra y el aire no se habían desvanecido aún.

Fue hace al menos diez años cuando tres vertientes de agua subterránea que eran utilizadas para el sustento de las comunidades de la zona dejaron de brotar. Hoy el río de Saladito también amenaza con dejar solo la huella de su curso. “Los hombres de las petroleras iban de un lado al otro. No sé por qué han dejado marcando con cemento de trecho en trecho. Se fueron por el lado del huayco para hacer ese proceso que llaman sísmica. Después escuchamos esos ruidos. Debe ser que debajo de la tierra han dejado espacio y las piedras se han acomodado y han tapado la salida del agua”, explicó doña Victoria parada detrás de la ventana de su tienda.

Su casa está al lado del camino que llega hasta Timboy. En un cuarto apartado del resto de su casa acomodó las gaseosas, las galletas, las velas, los cigarros y otros insumos para la venta. Doña Victoria coge un trapo y golpea suavemente los muebles para limpiar el polvo que levantan los autos cuando pasan por el camino, justo al frente de su ventana. Sacude el trapo y repasa su cuello para espantar los mosquitos que buscan saciar su sed.
Ella cuenta que cuando descubrieron que en Margarita habían reservas de hidrocarburos, nadie les preguntó si querían que se explote o no. “En esa época nadie nos preguntaba nada, ellos solo han entrado”. El campo gasífero Margarita- Huacaya está ubicado entre los departamentos de Tarija y Chuquisaca. En junio del 2010 inició su desarrollo con la Fase I, a partir de una inversión aproximada de 600.000.000 de dólares que permitió alcanzar una capacidad de procesamiento en la planta de 9.000.000 de metros cúbicos día (MMmcd) de gas natural.

Como todo proceso de exploración de gas, la Empresa Repsol y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) utilizaron el proceso de sísmica para la exploración. Este procedimiento consiste en crear ondas sonoras artificiales mediante el accionar de pequeñas cantidades de un material especial llamado sismigel, que se ubica en pequeños pozos de ocho centímetros de diámetro y entre cinco y 15 metros de profundidad, buscando que las ondas se propaguen hacia el subsuelo y evitando daños en el medio ambiente.

A medida que las ondas se propagan hacia el interior de las capas de la tierra, se producen pequeños ecos que son percibidos solamente por aparatos de alta sensibilidad llamados geófonos, los cuales se colocan sobre la superficie del terreno. Los geófonos van unidos entre sí por unos cables que transmiten los ecos percibidos hacia una unidad central de registro.

Reviewed by Jorge Molina on abril 22, 2019 Rating: 5 Un estruendo resonó al medio de la montaña. Algo se estaba quebrando en medio de la tierra y el bramido de las rocas despertó a los comuna...

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