Un estruendo resonó al medio de la montaña. Algo se estaba
quebrando en medio de la tierra y el bramido de las rocas despertó a los
comunarios. Doña Victoria sintió que algo se acomodó en el corazón del cerro. “Fue
como si la tierra se hubiese tragado un trueno o como si algún bicho gigante
hubiese despertado para secar las únicas vertientes que quedaban porque después
de ese día, ya no hubo más agua”, cuenta.
El País
Doña Victoria vive en Saladito Centro, una comunidad en la
que conviven más de 200 familias entrando por un desvío hacia el sur de la Ruta
11 antes de llegar a Palos Blancos. Ella no nació en esa tierra sino a muchos
kilómetros más allá, cerca de Tarija. Cuando decidió trasladarse a esta zona
con su compañero de vida para criar a sus hijos, la humedad de la tierra y el
aire no se habían desvanecido aún.
Fue hace al menos diez años cuando tres vertientes de agua
subterránea que eran utilizadas para el sustento de las comunidades de la zona
dejaron de brotar. Hoy el río de Saladito también amenaza con dejar solo la
huella de su curso. “Los hombres de las petroleras iban de un lado al otro. No
sé por qué han dejado marcando con cemento de trecho en trecho. Se fueron por
el lado del huayco para hacer ese proceso que llaman sísmica. Después
escuchamos esos ruidos. Debe ser que debajo de la tierra han dejado espacio y
las piedras se han acomodado y han tapado la salida del agua”, explicó doña
Victoria parada detrás de la ventana de su tienda.
Su casa está al lado del camino que llega hasta Timboy. En
un cuarto apartado del resto de su casa acomodó las gaseosas, las galletas, las
velas, los cigarros y otros insumos para la venta. Doña Victoria coge un trapo
y golpea suavemente los muebles para limpiar el polvo que levantan los autos
cuando pasan por el camino, justo al frente de su ventana. Sacude el trapo y
repasa su cuello para espantar los mosquitos que buscan saciar su sed.
Ella cuenta que cuando descubrieron que en Margarita habían
reservas de hidrocarburos, nadie les preguntó si querían que se explote o no.
“En esa época nadie nos preguntaba nada, ellos solo han entrado”. El campo
gasífero Margarita- Huacaya está ubicado entre los departamentos de Tarija y
Chuquisaca. En junio del 2010 inició su desarrollo con la Fase I, a partir de
una inversión aproximada de 600.000.000 de dólares que permitió alcanzar una
capacidad de procesamiento en la planta de 9.000.000 de metros cúbicos día
(MMmcd) de gas natural.
Como todo proceso de exploración de gas, la Empresa Repsol y
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) utilizaron el proceso de
sísmica para la exploración. Este procedimiento consiste en crear ondas sonoras
artificiales mediante el accionar de pequeñas cantidades de un material
especial llamado sismigel, que se ubica en pequeños pozos de ocho centímetros
de diámetro y entre cinco y 15 metros de profundidad, buscando que las ondas se
propaguen hacia el subsuelo y evitando daños en el medio ambiente.
A medida que las ondas se propagan hacia el interior de las
capas de la tierra, se producen pequeños ecos que son percibidos solamente por
aparatos de alta sensibilidad llamados geófonos, los cuales se colocan sobre la
superficie del terreno. Los geófonos van unidos entre sí por unos cables que
transmiten los ecos percibidos hacia una unidad central de registro.
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