El País
El Gobierno de Jair Bolsonaro ha insistido en recortar las
compras a Bolivia, cosa que hace de facto desde marzo mientras que el Gobierno
boliviano asegura que se prorrogó porque faltan volúmenes por entregar.
El presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos (YPFB), Óscar Barriga, reconoció el sábado en la Red Patria Nueva
que existe un nuevo escenario de negociación con Brasil luego de que finalizara
formalmente en junio el contrato firmado hace más de 20 años y que estaba en
operación desde 1999. Sin embargo, Barriga no ha querido dar más detalles al
respecto a este medio y se ha centrado en los “aspectos positivos” que el nuevo
escenario abre.
El contrato llegó a su fin el 30 de junio, sin embargo con
anterioridad el Ministerio de Hidrocarburos y el propio Barriga habían
asegurado que se prolongaría al quedar pendiente de entrega hasta 1,7 trillones
de pies cúbicos (TCF por sus siglas en inglés) de volumen de gas pactado en el
siglo XX. Esto se debe a que Bolivia no pudo entregar inmediatamente el gas
contratado y que alcanzó los 30,5 millones de metros cúbicos por día.
El contrato incluía cláusulas de “take or pay”, es decir,
“tome o pague”. Brasil podía pedir hasta 30,5 millones al día pero el mínimo
exigido era de 24. Si tomaba menos, igual pagaba 24, aunque hay fórmulas de
conciliación mensuales y anuales. Igualmente, Bolivia debía garantizar 24
millones de metros cúbicos de gas disponibles. En 2018, por ejemplo, Bolivia
incumplió en nueve de los doce meses del año, lo que se tradujo en multas.
Barriga, a principios de año, también quiso preciar que el
gas que faltaba por entregar no estaba pagado, aplastando las dudas sembradas
por algunos expertos en el tema, que habían pedido precisión en ese asunto.
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