El pequeño sultanato asiático de Brunéi comenzó a aplicar
desde el miércoles la pena de muerte apedreando para castigar la homosexualidad
y el adulterio, una legislación de inspiración islámica que provocó una oleada
de indignación por parte de ONGs, personalidades y gobiernos de todo el mundo.
Crónica
La reforma legislativa del Código Penal supone consumar el
giro conservador de esta nación musulmana del Sudeste Asiático gobernada con
puño de hierro por el sultán Hassanal Bolkiah, quien ejerce de máximo
representante del islam en el país.
El nuevo Código Penal incluye la lapidación por delitos
homosexuales y adulterio; la mutilación de la mano o el pie por robo; la pena
capital por blasfemia, difamar el nombre del profeta Mahoma y la apostasía; y
la flagelación por aborto, entre otras.
La Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle
Bachelet, señaló esta semana que la aplicación de estas leyes “supondría un
serio retroceso de los derechos humanos en Brunéi”, reprodujo la agencia de
noticias EFE.
“El nuevo Código Penal es brutal en su núcleo al imponer
estos arcaicos métodos de castigo a actos que no deberían ser considerados
crímenes”, declaró este miércoles Phil Robertson, subdirector para Asia de
Human Rights Watch.
La nueva legislación escaló a los principales titulares de
los medios de comunicación de todo el mundo a partir del viernes último, cuando
el actor estadounidense George Clooney y el cantante británico Elton John
lanzaron un llamamiento al boicot de nueve hoteles de lujo relacionados con el
sultán de Brunéi.
La oficina del primer ministro, puesto ocupado por el sultán
-a sus 72 años afamado por una vida opulenta y varios escándalos amorosos-,
anunció el sábado la medida con un breve comunicado donde apunta que la sharía
ayudará a mantener “la paz y el orden” y tiene como objetivo “educar, respetar
y proteger los derechos legítimos de todos los individuos de cualquier raza y
fe”.
El sultanato, próspero gracias a sus ingentes reservas de
petroleo y gas, comenzó a introducir los castigos basados en la ley islámica en
2014, con una primera batería de enmiendas para las condenas menos duras, en un
plan de dos años por etapas que fue suspendido temporalmente por la campaña
internacional de boicot contra el entramado de negocios bajo el patronazgo del país.
Brunéi cuenta con un sistema jurídico doble que combina los
tribunales civiles, basados en las leyes británicas -el sultanato fue
protectorado británico hasta 1984-, y las islámicas.
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