AFP
La inusual imagen de un grupo de científicos de Moscú
inoculándose un prototipo de vacuna contra el nuevo coronavirus ilustra, de
algún modo, la ambición de Rusia en la carrera mundial por encontrar un remedio
para la covid-19.
Al frente del instituto de investigación Gamaleya,
Alaexander Guintsburg afirmó haberse inyectado él mismo una vacuna de vector
viral. Si hizo algo tan distinto al protocolo habitual fue para acelerar el
proceso científico al máximo y poder terminar los ensayos clínicos en verano.
Y es que Rusia dijo alto y claro que quiere ser el primero o
uno de los primeros países en desarrollar una vacuna contra el virus que se ha
cobrado más de 360.000 vidas en todo el mundo.
El programa del instituto Gamaleya solo es uno de los muchos
proyectos presentados al presidente Vladimir Putin. Otros están dirigidos por
consorcios público-privados o por el Ministerio de Defensa.
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