EFE
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, viajó este lunes hacia Nueva York, donde pronunciará el primero de los discursos de la Asamblea General de las Naciones Unidas y hará una firme defensa de la soberanía de su país en la región amazónica.
Como es tradición en Naciones Unidas desde 1947, el presidente de Brasil pronuncia el primero de los discursos de la Asamblea General, que este martes escuchará a un Bolsonaro que se propone exponer lo que considera la "verdad" sobre la Amazonía, que fue objeto de polémicas globales por unos recientes y vastos incendios.
El mandatario, el primer líder de ultraderecha que llega al poder en Brasil, ha adelantado que en su discurso presentará las medidas que ha adoptado su Gobierno para preservar el mayor pulmón vegetal del planeta, pero también sus planes para permitir la explotación económica y comercial de buena parte de su riqueza mineral.
Esas intenciones, junto con decisiones que redujeron presupuestos volcados a la fiscalización y el cuidado de la Amazonía convirtieron a Bolsonaro en uno de los objetos centrales de las críticas de los movimientos ecologistas, que subieron de tono con los incendios en esa región, considerados los peores de la última década.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, viajó este lunes hacia Nueva York, donde pronunciará el primero de los discursos de la Asamblea General de las Naciones Unidas y hará una firme defensa de la soberanía de su país en la región amazónica.
Como es tradición en Naciones Unidas desde 1947, el presidente de Brasil pronuncia el primero de los discursos de la Asamblea General, que este martes escuchará a un Bolsonaro que se propone exponer lo que considera la "verdad" sobre la Amazonía, que fue objeto de polémicas globales por unos recientes y vastos incendios.
El mandatario, el primer líder de ultraderecha que llega al poder en Brasil, ha adelantado que en su discurso presentará las medidas que ha adoptado su Gobierno para preservar el mayor pulmón vegetal del planeta, pero también sus planes para permitir la explotación económica y comercial de buena parte de su riqueza mineral.
Esas intenciones, junto con decisiones que redujeron presupuestos volcados a la fiscalización y el cuidado de la Amazonía convirtieron a Bolsonaro en uno de los objetos centrales de las críticas de los movimientos ecologistas, que subieron de tono con los incendios en esa región, considerados los peores de la última década.
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