La crispación política se expande en América Latina. Los movimientos contra la desigualdad social y contra la vulneración del voto popular y la corrupción sacuden a la región desde Chile hasta Bolivia, pasando por Ecuador, Honduras, Haití, Colombia y Venezuela.
Este estallido latinoamericano se une a la actual protesta global con características propias: denuncia de una escandalosa desigualdad, estancamiento económico y descrédito del sistema democrático.
La reciente publicación del Barómetro de las Américas reveló que solo el 57,7% de los ciudadanos de la región apoya la democracia como mejor forma de gobierno, una cifra que ha disminuido 10 puntos en los últimos seis años.
En esta línea, en Bolivia, una masiva movilización pro democracia ha paralizado el país contra el presidente Evo Morales tras las denuncias de fraude electoral durante las elecciones del domingo 20 de octubre, lo que ha provocado enfrentamientos violentos con – al menos – dos muertos y decenas de heridos.
Ante esta situación crítica que puede contagiar, aún más, a parte del continente, los analistas se preguntan con preocupación ¿hacia dónde va Latinoamérica?
Democracia en crisis
“No es un panorama esperanzador, por lo menos a medio plazo”, afirma a Efe la politóloga y expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, que considera que no debe sorprendernos la agitación en las calles.
“Hay cuatro variables: la democracia va perdiendo adeptos; el ciclo electoral de los últimos 30 meses -15 elecciones- muestra un mensaje de hartazgo y un deseo de cambio; los gobiernos, salvo en México, tienen mayorías precarias para realizar mejoras y la caída de la actividad económica en la región impide las reformas y la gente tiene temor de ir hacia atrás”, resume con contundencia.
Estas variables muestran que la falta de equidad es un polvorín social que puede estallar en cualquier momento y que la miseria que se veía en las orillas de la autopista de peaje que une el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez con el centro de Santiago de Chile no era un elemento más del paisaje típico sudamericano.
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