El País
Al Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) solo le queda centrarse en el monitoreo de langostas, toda vez que éstas se asentaron en lugares inaccesibles, lo que dificulta el exterminio de esos insectos. De momento no significan un riesgo para la producción agrícola, pero si permanecen en el país por un tiempo prolongado, pueden convertirse en un problema.
Con el registro de las primeras lluvias y la continuidad de éstas en Villa Montes (municipio donde se encuentran las langostas), como anuncia el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), se puede generar las condiciones para que los insectos se alimenten, lo necesario para que pasen de un estado de “internación” a una etapa de reproducción. Así lo explican profesionales entendidos en la materia.
La jefa distrital del Senasag, Fátima Pacheco, señaló que su institución está preparada para hacer un control. Al mismo tiempo, dijo que no se pudo hacer intervenciones para eliminarlas porque los insectos están en pie de monte, lugares donde el personal no puede ingresar para hacer su trabajo.
Es así que la labor que realizan es de monitoreo, porque el desplazamiento de las langostas también dependen del curso de los vientos. Lo mejor que les podría pasar es que en un golpe de suerte éstas regresen al vecino país, Argentina, que fue de donde llegaron a Bolivia.
Pacheco explica que el 3 de octubre las langostas pasaron por Villa Montes y se dirigían a Macharetí-Chuquisaca, pero por los vientos regresaron y se instalaron en la localidad de San Antonio del Chaco tarijeño.
“Los técnicos salieron para ver dónde quedaron, seguiremos monitoreando. La otra manga que había ingresado, hasta el lunes se sabía que estaban en Ojo del Agua, una localidad que queda entre Caraparí y Yacuiba, pero luego ya no se supo más -comentó Pacheco- desde Argentina nos reportaron que en Campo Durán apareció una manga de esos insectos, por lo que se presume que se fueron a ese país”.
El director nacional del Senasag, Javier Suárez, también dice que se hace un constante monitoreo de la plaga de langostas voladoras que ingresaron a Bolivia. Es así que tienen cinco brigadas que aplican productos como: el Friponil y Cipermetrina. El personal hace el seguimiento y verificación de donde se asientan esos insectos, en la noche hacen las aplicaciones del producto químico.
El funcionario pidió a la población no alarmarse por este fenómeno, ya que no representa riesgo para la producción agrícola ni para los seres humanos.
Al Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) solo le queda centrarse en el monitoreo de langostas, toda vez que éstas se asentaron en lugares inaccesibles, lo que dificulta el exterminio de esos insectos. De momento no significan un riesgo para la producción agrícola, pero si permanecen en el país por un tiempo prolongado, pueden convertirse en un problema.
Con el registro de las primeras lluvias y la continuidad de éstas en Villa Montes (municipio donde se encuentran las langostas), como anuncia el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), se puede generar las condiciones para que los insectos se alimenten, lo necesario para que pasen de un estado de “internación” a una etapa de reproducción. Así lo explican profesionales entendidos en la materia.
La jefa distrital del Senasag, Fátima Pacheco, señaló que su institución está preparada para hacer un control. Al mismo tiempo, dijo que no se pudo hacer intervenciones para eliminarlas porque los insectos están en pie de monte, lugares donde el personal no puede ingresar para hacer su trabajo.
Es así que la labor que realizan es de monitoreo, porque el desplazamiento de las langostas también dependen del curso de los vientos. Lo mejor que les podría pasar es que en un golpe de suerte éstas regresen al vecino país, Argentina, que fue de donde llegaron a Bolivia.
Pacheco explica que el 3 de octubre las langostas pasaron por Villa Montes y se dirigían a Macharetí-Chuquisaca, pero por los vientos regresaron y se instalaron en la localidad de San Antonio del Chaco tarijeño.
“Los técnicos salieron para ver dónde quedaron, seguiremos monitoreando. La otra manga que había ingresado, hasta el lunes se sabía que estaban en Ojo del Agua, una localidad que queda entre Caraparí y Yacuiba, pero luego ya no se supo más -comentó Pacheco- desde Argentina nos reportaron que en Campo Durán apareció una manga de esos insectos, por lo que se presume que se fueron a ese país”.
El director nacional del Senasag, Javier Suárez, también dice que se hace un constante monitoreo de la plaga de langostas voladoras que ingresaron a Bolivia. Es así que tienen cinco brigadas que aplican productos como: el Friponil y Cipermetrina. El personal hace el seguimiento y verificación de donde se asientan esos insectos, en la noche hacen las aplicaciones del producto químico.
El funcionario pidió a la población no alarmarse por este fenómeno, ya que no representa riesgo para la producción agrícola ni para los seres humanos.
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