En el Gran Chaco, continuará la prevención y el control del cáncer de cuello uterino, a través del programa implementado por el Gobierno Regional en beneficio de las mujeres de su jurisdicción, según afirmó el ginecólogo oncólogo, Marco Alfredo Aguirre, médico de la Unidad de Patología Cervical en el Centro Integral de Salud San José de Pocitos.
Uno de los logros más importantes de este programa fue alcanzar una cobertura del 80% de las pruebas de PAP, que es el método para detectar o descartar las lesiones en el cuello uterino. Lo segundo en importancia es que las mujeres con un Papanicolaou alterado tuvieron un lugar y una oportunidad de ser diagnosticadas, cerrando así el ciclo de atenciones médicas para las mujeres.
“Hicimos el diagnóstico a través de la biopsia y la colposcopia dirigida y luego, en la Unidad de Patología Cervical se hizo el tratamiento, cerrando el círculo con grandes beneficios para llegar a controlar y erradicar la enfermedad. Eso fue lo bueno, las atenciones pudieron personalizarse y gracias a Dios detectando muchos casos en su estado inicial que sólo requirieron de una cirugía”, agregó.
Según el ginecólogo oncólogo, un cáncer de cuello uterino en estado inicial, mediante un cono leep puede llegar a curarse mediante un único tratamiento hasta en un 55%, pero que además no tuvieron costo alguno para las pacientes. A las atenciones se agrega el proceso de educación que desarrolló el programa para socializar las atenciones y sensibilizar sobre el peligro de la enfermedad.
“Sin duda este programa ha permitido planificar un plan de acción para la prevención, que consiste principalmente en la detección de casos nuevos con la prueba de Papanicolaou, con un incremento considerable de la cobertura, que permite avanzar en la reducción de una de las tazas de mortalidad más altas del país”, señaló Aguirre destacando los importantes avances en el tema.
Las campañas lograron cambiar la actitud de las mujeres y principalmente consiguió el empoderamiento de la salud, con información que permitirá ver en el transcurso de los próximos años, los resultados con personas que vencieron este mal en los estadios iniciales de la enfermedad.
Uno de los logros más importantes de este programa fue alcanzar una cobertura del 80% de las pruebas de PAP, que es el método para detectar o descartar las lesiones en el cuello uterino. Lo segundo en importancia es que las mujeres con un Papanicolaou alterado tuvieron un lugar y una oportunidad de ser diagnosticadas, cerrando así el ciclo de atenciones médicas para las mujeres.
“Hicimos el diagnóstico a través de la biopsia y la colposcopia dirigida y luego, en la Unidad de Patología Cervical se hizo el tratamiento, cerrando el círculo con grandes beneficios para llegar a controlar y erradicar la enfermedad. Eso fue lo bueno, las atenciones pudieron personalizarse y gracias a Dios detectando muchos casos en su estado inicial que sólo requirieron de una cirugía”, agregó.
Según el ginecólogo oncólogo, un cáncer de cuello uterino en estado inicial, mediante un cono leep puede llegar a curarse mediante un único tratamiento hasta en un 55%, pero que además no tuvieron costo alguno para las pacientes. A las atenciones se agrega el proceso de educación que desarrolló el programa para socializar las atenciones y sensibilizar sobre el peligro de la enfermedad.
“Sin duda este programa ha permitido planificar un plan de acción para la prevención, que consiste principalmente en la detección de casos nuevos con la prueba de Papanicolaou, con un incremento considerable de la cobertura, que permite avanzar en la reducción de una de las tazas de mortalidad más altas del país”, señaló Aguirre destacando los importantes avances en el tema.
Las campañas lograron cambiar la actitud de las mujeres y principalmente consiguió el empoderamiento de la salud, con información que permitirá ver en el transcurso de los próximos años, los resultados con personas que vencieron este mal en los estadios iniciales de la enfermedad.
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