Una jubilada fue brutalmente golpeada el domingo por
ladrones que ingresaron a su domicilio mientras ella dormía en la localidad
bonaerense de Glew. Los delincuentes ingresaron por un ventiluz de la parte
trasera de la vivienda, le colocaron un trapo en la boca y, mientras la
sujetaban del cuello, le dieron una brutal paliza para llevarse un televisor de
14 pulgadas y una garrafa vacía. La mujer se encuentra internada pero estable.
GRUPO CRÓNICA
Eran las 3 de la mañana del domingo cuando los delincuentes
decidieron ingresar a la vivienda de la calle Presidente Mitre 1926 para
robarle a Aurora Isabel Gigena, de 83 años, una garrafa de 10 kilos y un
televisor de 14 pulgadas. Si bien por su edad la mujer no dio señales de
resistencia, los malvivientes le desfiguraron la cara fracturándole huesos del
pómulo y realizándole cortes profundos en la frente.
Luego del brutal hecho, la anciana comenzó a gritar para
pedir ayuda. Los perros empezaron a ladrar y una vecina, quien presenta
ceguera, la escuchó y le envió un mensaje a Ramón Felipe Palacios, hijo de la
víctima, comentándole que había escuchado gritar a su mamá.
Aunque el mensaje fue enviado de manera inmediata, Ramón
recién lo leyó a las 7 de la mañana. Al verlo se dirigió hacia la casa de la
madre y se encontró con el peor escenario: la mujer totalmente ensangrentada y
desfigurada.
Según denunció Palacios en declaraciones con Crónica HD, “ya
le habían robado dos garrafas anteriormente pero no le habían hecho nada, ahora
la masacraron. Para el lunes van a ver como evoluciona, tiene un ojo totalmente
tapado, hinchado y morado. Además, una fractura en el pómulo, y le hicieron un
gran tajo en la frente, como si fuera un hueco”.
Y agregó: “Lo que hicieron es atroz, con una persona de esa
edad no tendrían que haber llegado a ese punto. Ni a un perro se le pega así.
Los golpes fueron todos en la cara, le taparon la boca con un trapo, le pegaron
y la agarraron del cuello. Es inhumano, esto no tiene perdón de Dios”
La anciana, al observar que su hijo estaba entrando a la
casa, salió inmediatamente por la puerta principal que da al jardín del frente.
Con cortes en la cara y desorientada, le dijo a Ramón que no recordaba lo que
había pasado pero sí detallar algunas características de uno de los malechores;
“un muchacho de mediana edad, petizo y de contextura chica, porque ingresó por
el ventiluz. Tenía la cara tapada”, aseguró Ramón quien añadió que “la cortina
de la ventana tiene manchas de sangre”.
Aurora vive sola en una humilde casa, pero durante el día
cuenta con la compañía de su hijo, mientras que por la noche duerme sola. Si
bien Ramón vive a veinte cuadras comenta que de ahora en más la mamá deberá
mudarse con él.
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