ANF
Ante el aumento alarmante de casos de feminicidio y
violencia, la Conferencia Episcopal Boliviana urgió al Gobierno a extremar
esfuerzos para garantizar a las mujeres su seguridad y su vida, en el marco de
la aplicación de las leyes, que hasta el momento no tuvieron el efecto
esperado.
"Urgimos a las instancias de gobierno, locales y
nacionales, a que, en coherencia con las leyes vigentes, extremen esfuerzos
para garantizar una verdadera y eficaz aplicación de las mismas, precautelando
en todo momento la vida y seguridad de las mujeres", se lee en el comunicado
de la CEB.
La iglesia también insta a la comunidad, que presencia y
sufre estos males, denunciar los casos de forma oportuna y ofrecer apoyo y
respaldo a las mujeres "contra represalias y presiones cómplices".
De enero a la fecha, la fiscalía general del Estado registró
74 casos de feminicidio, con mayor incidencia en los departamentos del eje del
país; siendo La Paz la que más casos registra con 26, seguido de Cochabamba con
15 y Santa Cruz con 10.
"La Secretaría General de la Conferencia Episcopal Boliviana
levanta su voz de dolor, denuncia y profunda preocupación por los casos de
violencia contra las mujeres y las familias que, lejos de disminuir, siguen
aumentando alarmantemente, produciendo muerte y sembrando luto en cientos de
familias bolivianas", se lee en la nota de prensa.
La Iglesia Católica se solidariza con los familiares,
padres, hermanos, hijos huérfanos, que sufren esta situación dramática en el
país y "con todas las mujeres que, en este momento, están siendo acosadas
y condenadas a sufrir en silencio".
La Conferencia Episcopal lamenta que muy poco ha logrado
todavía la legislación vigente que "no cuenta con las condiciones para
incidir significativamente frente a este mal que desintegra nuestra sociedad y
cuestiona sus fundamentos".
Señala que, en consonancia con la enseñanza de la Iglesia
Católica, urge trabajar conjuntamente con todas las instancias de la sociedad
atacando las verdaderas causas de este flagelo, como son: la cultura machista
que pervive, el deterioro general de valores morales, la pérdida del respeto al
valor sagrado de la vida, la inaplicabilidad de las leyes y la lentitud del
sistema judicial.
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