EFE
La violencia de los combates en el estado venezolano de
Apure (fronterizo con Colombia) no deja de crecer y la Fuerza Armada, que
combate a disidentes de las FARC, se vio obligada ayer a enviar más efectivos,
mientras se expande un manto de opacidad que ha llevado incluso a no hacer
público el número de bajas.
Las rendijas de información en la zona las abren las
diferentes organizaciones que trabajan sobre el terreno y que facilitan datos,
casi siempre incompletos, pero que se consolidan con pequeñas informaciones
oficiales.
La última la dio ayer el comandante estratégico operacional
de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), Remigio Ceballos, quien
informó en Twitter que han "incrementando el pie de fuerza" en Apure,
"ejecutando operaciones para combatir y expulsar a los grupos irregulares
narcotraficantes terroristas colombianos".
Sin embargo, no detalló el número de uniformados enviados o
los cuerpos a los que pertenecen. Tampoco confirmó si combaten miembros del
cuerpo de élite de la Policía (FAES), acusados de ejecuciones extrajudiciales y
cuya disolución ha pedido la ONU.
Sin confirmación del enemigo
La definición de "grupos irregulares", con
distintos adjetivos que siempre incluyen el "colombianos", es la que
se ha extendido sin que las Fuerzas Militares o fuentes oficiales confirmen a
quién combaten desde el pasado 21 de marzo.
En varias fotos difundidas por la FANB pueden observarse
uniformes incautados a los combatientes que tienen los logos y siglas de la
antigua guerrilla de las FARC, lo que coincide con las denuncias de varias ONG
en la zona que aseguran que los militares combaten a disidentes de ese grupo
armado que no se acogieron al proceso de paz.
Las denuncias no son nuevas, pues diferentes organizaciones
dedicadas a la defensa de los derechos humanos y al estudio del conflicto
armado colombiano han denunciado, desde ambos países, que Venezuela es refugio
tanto de guerrilleros del ELN como de disidentes de las FARC, que no conforman
uno solo grupo, sino que constituyen distintas bandas, en ocasiones,
enfrentadas entre sí.
Sin embargo, los datos de los combates no solo no son
ofrecidos por las fuentes oficiales o castrenses, sino que se impide el trabajo
de la prensa, sin permiso de acceso a la zona.
Además, la selvática geografía de Apure, la escasez de
gasolina y la pandemia, que ha llevado a cortar el tránsito entre estados por
semanas, dificulta la llegada a la zona.
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